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El gran malabarista: Las puertitas del Alberto Fernández

Publicado el 11 agosto 2021 por Adribosch @AdriBoschMarti
El gran malabarista: Las puertitas del Alberto Fernández Haciendo un poco de historia:

Cuando se dio a conocer la fórmula Alberto Fernández - Cristina Kirchner, para muchos fue una sorpresa. No era para menos. Alberto había sabido ser, desde 2008, un importante crítico de la gestión cristinista. Lo cierto es que, si miramos su trayectoria política, el salto de bote en bote fue la regla de su carrera en la administración pública. Veamos, entonces, quién es este personaje que va a conducir al país a partir de diciembre.

La carrera política de Alberto comenzó hace muchos años, de la mano del gobierno de Raúl Alfonsín. En esa etapa se desempeño en el Ministerio de Economía, como director de Sumarios y subdirector general de Asuntos Jurídicos. La caída de Alfonsín y el ascenso de Menem, no interrumpió su actividad. Para 1989 ya era superintendente de Seguros de la Nación y en 1991 fue confirmado por Cavallo, quien se desempeñaba como ministro de Economía. Su padrino político dentro del menemismo fue Carlos Sanchez, quien llegaría a ser titular de la Dirección General Impositiva y presidente del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Naturalmente, para el Alberto esto fue un salto importante, que le permitió meter cuchara en las actividades de la entidad bancaria.

Uno podría pensar que la renuncia de Cavallo lo obligó a retirarse de la política o guardarse un tiempo. Nada de eso. Hizo un giro, de alejó del menemismo y se incorporó al duhaldismo. En 1996, desde el Banco Provincia desarrolló un grupo de empresas estatales, el Grupo Bapro. Fernández fue vicepresidente del Grupo entre 1996 y 2000, presidente de Gerenciar S.A., de Génesis Seguros de Retiro y de Provincia Salud.

El gran malabarista: Las puertitas del Alberto Fernández

El grupo llevó adelante operaciones inmobiliarias millonarias, con compras de inmuebles que alcanzaron cifras de entre u$s 4,5 y u$s 10 millones de dólares. Curiosamente, ninguna de esas operaciones evitó que el Bapro necesitara un rescate multimillonario que, ya se imaginará el lector, pagaron todos los contribuyentes bonaerenses. Desde allí, también, benefició a un puñado de grupos económicos con moras encubiertas, logrando que empresas cercanas al gobierno no quebraran. Más de $ 500 millones podrían haber sido otorgados irregularmente, lo que dejó en bancarrota al Provincia. Un buen soldado de los burgueses cercanos a su patrón político de turno.

En 1998 Duhalde lo puso a cargo de la administración económica de su campaña presidencial. Por aquellos años, el "Cabezón" recibió aportes cercanos al millón de dólares por parte del Cártel de Juárez, una de las más importantes bandas de narcotraficantes de México. También aportó Gualtieri, el mayor contratista de obras públicas de la provincia (se sabe, hoy te financio, mañana me das obras...) y deudor incobrable crónico de los bancos oficiales. Políticamente, como el Alberto sabe llevarse bien, Duhalde le encargó pactar con Cavallo el respaldo a la candidatura de Ruckauf a gobernador de la provincia de Buenos Aires. El propio Fernández fue elegido legislador de CABA en el 2000 en una lista sábana del partido Acción por la República, que comandaba Cavallo.

Como el lector recordará, Duhalde fue derrotado y Cavallo continuó en caída. Ya a esta altura sospechará que eso no afectó demasiado a nuestro protagonista. Efectivamente, pegó otro salgo y se sumó al barco de Néstor Kirchner. Ya en 2003 se convirtió en el cajero de la campaña presidencial y luego en su jefe de gabinete. En 2004 recibió una denuncia de Jorge Rivas (diputado por el Partido Socialista) por entregar electrodomésticos en el conurbano a cambio de votos. "Curiosamente", Alberto designó a Rivas como Viceministro de Gabinete y la investigación no prosperó.

Su participación en el kirchnerismo se interrumpió (como sabemos, solo momentáneamente) en el 2008. Tras el fracaso del proyecto de retenciones al campo, renunció a su cargo para "oxigenar" al gobierno en crisis. Desde allí se pasó a las filas de la oposición, siendo un ferviente crítico del cristinismo (no de Néstor, a quien siguió elogiando). Acusó a Cristina de presionar jueces y cuestionó la corrupción de su gobierno. En 2015 probó suerte con Massa, colaborando en su campaña presidencial, sin éxito. Decía, por entonces, que Cristina había dejado una "argentina enferma". Dos años más tarde, apostó a Florencio Randazzo en su campaña a senador por Buenos Aires. Lo de hoy, es historia conocida. El pasado opositor quedó a un costado y Alberto se convirtió en la principal figura del retorno del kirchnerismo. Como vemos, su historia es la de un político camaleón, un "borocotó": pasó de Alfonsín a Menem, de Menem a Duhalde, de Duhalde a Kirchner, de Kirchner a opositor, de opositor a oficialista kirchnerista. Un personaje que sabe caer bien parado y que ha sabido beneficiar a sus capitalistas amigos.

Ayer se declaro revolucionario. "Tengo un gen revolucionario que nunca se apagó"

El gran malabarista: Las puertitas del Alberto Fernández

Razón y revolución

Origen: totalnewsagency.com


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