Revista Viajes

El Gran Minarete de Bukhara

Por Drlivingstone
El Gran Minarete de Bukhara

La Ruta de la Seda era el itinerario que antiguamente usaban los mercaderes orientales para proveer a occidente de las ricas telas y numerosas especias de las que carecía esta parte del mundo. Esa antigua autopista comercial comenzaba en India y China, y tras atravesar las montañas de Kirguistán, cruzaba Uzbekistán para adentrarse en el desierto arábigo y alcanzar el Mar Mediterráneo.

Las caravanas de camellos, en su crearon ricas ciudades donde abastecerse, como la famosa Samarkanda, la rica Bukhara y la coqueta Khiva. Hoy precisamente voy a hablaros de Bukhara, sin duda la ciudad más bonita de Uzbekistán.

Y es que Bukhara es como un decorado de película. Toda ella es perfecto: los edificios, las calles, los estanques, los comercios... Si cierras los ojos no es difícil imaginar los tiempos del emir , cuando esta ciudad, en el corazón de la ruta de la seda, contaba con más de 100 madrasas con más de 10.000 estudiantes, 300 mezquitas, y numerosos bazares y caravanserais donde albergar a las caravanas que repostaban en la ciudad.

Tras pasear por sus bazares cubiertos (los más céntricos son los de Taki-Sarrafon y Taki-Zargaron), contemplar la majestuosidad del Ark, (la fortaleza de esta ciudad de la que solo se conservan las magníficas murallas tras el bombardeo ruso que sufrió en 1920) y deambular por el interior de sus bellas madrasas, donde los comerciantes de hoy en día venden sus pinturas, alfombras y tallas de madera, inevitablemente nuestros ojos se dirigen al dominante minarete de Kalon, construido en 1127, y con sus 47 metros de alto, 9 metros de diámetros en su base y 6 en su cúspide, fue en su día la construcción más alta de todo Asia Central.

La mezquita de Kalon es indudablemente una maravilla. Su gran pórtico central está profusamente decorado con teselas, y su interior tiene una capacidad suficiente para albergar a más de 10.000 personas. Su gran patio central descubierto está rodeado por unas galerías sustentadas por 208 columnas y coronadas por un techo con 288 cúpulas que refrescan el interior de la mezquita en los cálidos meses estivales.

Pero su minarete, al suroeste de la entrada principal, sin duda roba todas las miradas y aparece en todas las fotos del "skyline" de Bukhara. Cuenta la leyenda, que el mismísimo Genghis Khan, que arrasaba todo lo que conquistaba, asombrado por su majestuosidad decidió indultarlo. Y es que sus 14 bandas ornamentales, todas diferentes, decoradas con teselas, destacan sobre el cielo azul de Bukahra.

Hoy en día está prohibido subir hasta lo más alto, pero si cuando no hay mucha gente alrededor te acercas al guarda de la mezquita y le pides que te permita subir los empinados 105 escalones que lo forman, por un pequeño soborno, te abrirá la puerta. La "tarifa oficial" es de 25.000 soms, que al cambio en el habitual mercado negro de Uzbekistán es de entre 7 y 8€, ligeramente regateables.

Cuando te abre la cancela metálica, accedes al tejado de la mezquita, y una pequeña pasarela de un par de metros te da acceso a los oscuros escalones del minarete. Y es que las escasas y minúsculas ventanas no son suficientes para iluminar una empinada subida. Una vez arriba, las vistas son espectaculares. Toda Bukhara se extiende a tus pies. Al oeste la inmensa superficie del Ark, con las murallas de la ciudad, bajo tus pies las cúpulas celestes de la madrasa de Mir-i-Arab, con su portón ricamente decorado y si le echas un poco de imaginación, a lo lejos, donde el horizonte se junta con el cielo, puedes imaginarte una polvareda que se acerca a la ciudad: es la Gran Caravana, que tras días cruzando las áridas tierras uzbekas, se acerca a Bukhara....


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