El gran Pirelli

El gran Pirelli es una novela negra con una gran sobredosis de humor  escrita por el asturiano Julio Rodríguez (Oviedo, 1971) y publicada por la editorial (también asturiana) Pez de Plata de la serie de La risa floja.
Este libro me ha encantado, me lo he pasado genial y me he enamorado del protagonista, Pirelli. Pero vayamos por partes o por el principio.
Todo empieza cuando a nuestro protagonista indiscutible, Pirelli, el cual trabaja como mozo de almacén en un Primark de Madrid, le llama el Comisario Torres desde la cárcel y le encomienda la misión de sacarle del trullo (vamos lo típico). Torres dice que es inocente  (eso que dicen todos los que están en la cárcel)y delega en Pirelli (al que ya conoce de hace muchos años porque fue el primero que le arrestó) para que investigue tol petate según sus directrices. La cuestión es que Pirelli era un asiduo de las cárceles de toda España, es decir, que es un maleante, un delincuente, una mala influencia, un macarra con pocas luces y calvo.
Pirelli sin quererlo ni beberlo (en realidad bastante presionado por el comisario) se ve envuelto en tamaña investigación viviendo mil y una aventuras a cada cual más insólita. Sus compañeros de fatigas (todos conocidos dentro de la cárcel) le ayudarán en su loca, desenfrenada y surrealista investigación. Pirelli conocerá el amor  de la mano de la niña del porro, conocerá a una banda de moteros alemanes, escapará de las garras de la muerte, irá a comer a restaurantes fisnos e incluso, habrá una secta peligrosa mu chunga. Total, que el libro lo tiene todo. Hasta tiene factor sorpresa al final, ya que yo apostaba por un personaje y no. No soy tan lista como creía...
Es imposible no reirse, o por lo menos, tener una sonrisita en tu cara mientras lo lees (mírate y me dices). Pirelli, es un exdelincuentillo del montón con ganas de rehabilitarse al que el lector le cogerá cariño, porque en el fondo tiene un corasón de oro.
El estilo narrativo es directo, ameno, divertido, pinkfloyd, con un humor gamberro, irreverente y/o chusco, como diría mi amigo Genaro Malatesta, quien por cierto, tiene un libro del mismo estilo muy molón y que puedes comprar.
 Lo dicho, una lectura más que recomendable si lo que quieres es pasar un buen rato y conocer a gente chachi.
Me entró un respingo que me levantó el culo del asiento como una bomba hidráulica. Nunca nadie me había invitado a nada que no fuera ilegal.

En el camino hacia dondequiera que estuviera yendo decidí detenerme para aclarar un poco las ideas y respirar el aire puro como sólo lo puede hacer quien todavía está vivo