Sánchez es un accidente, un drama, un cáncer, un error y una maldita bacteria que ha infectado a España, pero puede curarse con bisturí o con antibióticos, pero el gran problema de España es el PSOE, una organización peligrosa y letal que produce, promociona y sostiene a tipos como Sánchez. Estudiar la Historia del PSOE es aterrorizarse ante una organización que desde que nació no ha parado de destrozar a España. —-
Desde la fundación del PSOE, en 1879, por Pablo Iglesias Posse, las grandes desgracias de España tienen firma socialista: la Guerra Civil, el saqueo de las reservas de oro del Banco de España, la corrupción más brutal, el sanchismo, la mentira, la resurrección del rencor y del odio...
La Historia del PSOE es la de un partido que está enfermo de ambición y que lucha por el poder sin descanso y sin ética, a cualquier precio. Su obsesión por ocupar las instituciones y controlar el dinero público es incontrolable y España ha sido siempre su rehén, salvo en las cuatro décadas de Franco, en las que desapareció de las tierras de España y no pudo causar daño.
Sin duda, su mayor fechoría fue la guerra civil de 1936, provocada por sus líderes políticos, y su mayor derrota fue, precisamente, la pérdida de esa guerra, ganada por el general Franco, que los erradicó de España, salvo en la última etapa de su mandato, cuando influído por los amigos extranjeros del PSOE, los Estados Unidos y Alemania, los toleró, siempre que se mantuvieran calmados y sin actividad política destacada.
El Partido, desde su nacimiento, llevaba la violencia en su código genético. Pablo Iglesias, su fundador, quizás el más moderado de ellos. en la sesión parlamentaria del 7 de julio de 1910, afirmó que antes que permitir el regreso a la presidencia del gobierno de Antonio Maura habría que considerar el atentado como alternativa. Otros de sus líderes afirmaron que aceptarían la democracia sólo si convenía a sus intereses y que el camino más seguro y eficaz era la revolución.
El PSOE siempre fue un partido pragmático. En su búsqueda del poder no tuvo reparos de convertirse en el socio principal del dictador don Miguel Primo de Rivera, en 1923.
Otro socialista, el actual Pedro Sánchez, llevó hasta la cumbre de la traición el pragmatismo sin ideas ni principios al aliarse con la escoria y el odio de España, representados por los nacionalismos golpistas vasco y catalán y por el partido heredero del terrorismo etarra.
Al PSOE le fascinó tanto el comunismo, tras la subida al poder de Lenin en Rusia, que fue más comunista que el mismo partido comunista español. A su líder, Largo Caballero, le llamaban "el Lenin español" por su adoración al dirigente bolchevique.
Promovió un golpe de estado revolucionario en toda España que terminaría por estallar con fuerza en octubre de 1934 en Asturias, que se saldó con 4.000 muertos y varias decenas de miles de detenidos.
En 1936 el PSOE promovió la formación de una coalición electoral de izquierdas que bajo el nombre de Frente Popular se propuso tomar el poder de forma democrática o por cualquier otro sistema. Eso, unido al asesinato de Calvo Sotelo, líder de la oposición de derechas, y de muchos otros crímenes y venganzas protagonizados por patrullas de terror y asesinato, integradas por sus militantes y mandos, provocaron la guerra civil.
Antes de que terminara la guerra, cuando ya se veía llegar la derrota de las izquierdas, los socialistas robaron las reservas del Banco de España y las joyas depositadas por los españoles en las cajas fuertes de las instituciones de ahorro. El oro, una de las mayores reservas del mundo, le fue entregado a Stalin, que nunca lo devolvió, y las joyas se fueron a México, donde permitieron que los exiliados socialistas españoles vivieran allí como reyes durante décadas.
Desde la muerte de Franco, el socialismo ha sido el partido que más tiempo ha gobernado España y en la actualidad, con Pedro Sánchez en el poder, ha alcanzado la cima de la corrupción y el abuso de poder, desmantelando la democracia y dinamitando la ética y el respeto a las leyes.
Por eso, la regeneración de España no se logrará nunca hasta que el PSOE no desaparezca o sea refundado, renunciando a su lamentable y delictiva historia antiespañola.
Francisco Rubiales