El gran reloj astronómico de Münster

La catedral de San Pablo en Münster conserva en su interior uno de los relojes astronómico más espectaculares por dimensiones, belleza y funciones.

Nada mejor que iniciar el año que un recuerdo de Cronos, con el qué empezó todo, y su inseparable compañera: la Muerte. La alegoría de Münster no es traicionera pues avisa con su campana mientras deja la guadaña para Cronos.

El reloj original de 1408 fue destruido por el movimiento iconoclasta en 1534. La reconstrucción se realizó en 1540. El zodiaco, el movimiento de los planetas, las excéntricas tipo astrolabio plano y múltiples funciones hacen del artificio una muestra palpable de la madurez de la astronomía matemática, a solo tres años de la publicación de la obra de Copernico.

En 1582 se reconstruye el calendario para adaptarlo al nuevo Gregoriano. Los autómatas laterales como el de Cronos y la Muerte se añadieron en 1696: el barroco muestra su lúgubre sensibilidad. Durante la guerra el reloj se desmontó para salvarlo y desde 1951 no ha parado de funcionar.

La parte inferior contiene diversas tablas temporales, así como los laterales, que completan la extensa información que nos ofrece el artificio. Contemplando estas portentosas maquinarias no es extraño que Dios se nos represente metafóricamente como El Gran Relojero de un Universo Mecánico Matemático al que solo es preciso dar cuerda.