Revista Opinión

El gran teatro del mundo

Publicado el 07 marzo 2014 por Romanas
El gran teatro del mundo  Llevo siglos diciendo que el que manda realmente no es el siniestro Obama, que no es ni más ni menos que una especie de aquel emperador Jones que creara O’Neill y que han puesto ahí como una treta más para engañarnos, como por estos lares sería un error mortal pensar que quien manda es el siniestro registrador que apenas si es capaz de deglutir el Marca, no, el o los que mandan realmente nunca sabremos quienes son como hace ya algún tiempo que demostrara Foucault. Pero fue precisamente uno de ellos, John Kennet Galbraith, el que en su El nuevo Estado industrial, nos dijo textualmente que el poder real, el poder auténtico está encarnado en las grandes empresas norteamericanas  y que sólo lo marxistas habían tenido una clara consciencia de ello. Bien.  Pero ¿cómo se ejercita ese poder?  Siento arcadas y les juro que es para pasarse todo el día vomitando. Porque esta gentuza que ejerce el más grande de los poderes que vieron los siglos no se esconde un ápice y hace lo que les sale de los cojones a cara descubierta con el aplauso enfervorecido de una cohorte de mentecatos que suma ya más de siete mil millones de habitantes, o sea de todo este asqueroso mundo.  Soy plenamente consciente de que todo esto que acabo de exponer lo han dicho ya muchos otros mucho mejor que yo, pero que yo sepa, hasta ahora, nadie ha planteado el conflicto desde el punto de vista jurídico procesal imperante en todos los países civilizados del mundo.  Para todos los lectores, profanos en los procedimientos que rigen el camino para llegar a la verdad en los conflictos jurídicos, todo lo que voy a escribir seguramente les parecerá no sólo ocioso sino también inútil.  Pero desde mi punto de vista, de humildísimo jurista, practicante del Derecho, aún hoy día, a mis 85 años, tengo una vista para el 13 de los corrientes ante el Juzgado de lo contencioso-administrativo de Cartagena-1, lo que voy a escribir es tan importante que, si se diera el hipotético caso de un proceso jurídico sobre el tema tratado, la sentencia, creerlo todos, por favor, nos sería enteramente favorable. Dicho en el lenguaje que más me gusta, el que aprendí golfeando con todos mis amigos jugando en la calle: no tendrían más cojones que darnos la razón.  En Derecho procesal, se entiende por, y se llama, “confesión implícita de parte” aquellos actos que, sin tener por objeto directo la aceptación de las tesis de la parte contraria, ponen de manifiesto que, en realidad, se está conforme con lo que sostiene ésta.  El mundo entero, hoy, ahora, parece como que ha abierto un debate entre las ansias imperialistas de Putin y la moderadísima postura de un Obama que, al fin y al cabo, no es ni más ni menos que premio Nobel de la paz. Dicho de otro modo, todo el mundo mundial está de acuerdo, de una manera absolutamente unánime, en que el problema ético político actual es que, de una parte, se halla un tipo repugnante, antiguo agente del servicio secreto ruso, la tristemente famosa NKVD, que se ha aupado al poder ruso mediante procedimientos asquerosos y, de otra, un arcangélico personaje que, para más “inri”, representa el “summum” de la conjunción de todos los valores éticos del mundo, ni más ni menos que el famoso mestizaje del no menos famoso Henri Levy-Strauss, Obama. Así, coño, está planteado el dilema. El Diablo contra el Buen Dios, el Mal contra el Bien. Y toda la prensa mundial, que yo no me canso de llamar canallesca, de canalla, “(Del it. canaglia). 1. f. coloq. Gente baja, ruin.-3. com. coloq. Persona despreciable y de malos procederes”, ni que decir tiene de parte de quien se ha puesto: de parte de aquel que representa el auténtico poder, o sea, de todos los grandes empresarios del mundo. Por supuesto que soy plenamente consciente de que todo esto que escribo apenas si lo van a leer unas cuantas, muy pocas, personas, pero es que yo hace mucho tiempo que escribo para aclarar mis propias ideas de tal manera que, luego, tenga muy claro con quién estoy realmente, qué y quién soy, y qué es lo que debo de hacer durante este hálito de vida que apenas me queda. Yo quería ser filósofo y sólo soy un modestísimo aprendiz de jurista. Y durante el ejercicio durante 50 años del Derecho ante los tribunales de justicia españoles, sólo he aprendido, esencialmente, una cosa: de lo único que puede estar seguro un buen jurista, es decir, un jurista honesto, es de que sólo es cierto aquello que ha manifestado una de las partes en conflicto, libre y espontáneamente, a lo largo del pleito, y siempre que ello, claro está, le perjudique. Es la famosa confesión implícita de parte. Si yo, a lo largo de un pleito, afirmo, digo algo, esencialmente importante para la resolución del conflicto, que me perjudica, que es contrario a mis propios intereses,  y lo digo sin que nadie me lo exija, espontánea y voluntariamente, lo que he dicho tiene que admitirse como una verdad indiscutible. Veamos lo que a lo largo de ese contencioso inextinguible entre Usa y todo lo que huela a izquierda (URSS, Rusia, China, Cuba, Venezuela, etc.) han dicho libre y espontáneamente, sin que nadie se lo exigiera, los Estados Unidos de América, USA:  “Según la propuesta de Zbigniew Brzezinski, para “liberar” los ingentes recursos naturales del país más grande del mundo hay que dividirlo en tres estados: una república Rusia europea, otra siberiana, y una tercera del Lejano Oriente.  Para ello, deben reducir su zona de influencia en el espacio ex soviético, rodearlo con bases militares, intimidarlo y humillarlo. Dicho y hecho:  EEUU sigue desplegando sistemas de defensa antimisil en Europa, desde Rumania a Polonia pasando por Turquía, Israel y ahora España, bajo el pretexto de disuadir a Irán, pero apuntando a Moscú. ¿Está forzando a Rusia a abandonar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START)?  En noviembre pasado la OTAN organizó la maniobra Jazz Steadfast en Letonia y Polonia, frontera rusa, el mayor ejercicio militar de la década, con efectivos de 28 naciones, incluidas Ucrania y Georgia.  En medio de los disturbios en Ucrania, Barak Obama recibió al primer ministro de Georgia en la Casa Blanca para ultimar el ingreso del país en la Alianza. Es increíble: los soldados georgianos que antes morían por la URSS en Afganistán, ahora mueren allí por EEUU.  Desde la caída de la URSS, la alianza militar más grande y peligrosa del planeta, ha absorbido a casi todos los miembros del bloque socialista: Polonia, Chequia, Hungría, Estonia, Letonia, Lituania, Bulgaria, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia y Albania, sin contar la destrucción de la República Federal de Yugoslavia (ver Yugoslavia: ensayo de la “guerra humanitaria”), miembro fundador de Los Países No Alineados.  El próximo destino es…  Los dos países de suma importancia que faltaban, eran Ucrania y Georgia. Viktor Yanukovich mantuvo vigente el Plan de Acción OTAN-Ucrania, participó en las maniobras y seguía enviando a los oficiales del ejército a las escuelas de la Alianza dentro y fuera del país. Si todo va bien, el Pentágono la integrará en su estructura militar con un “decreto exprés”. Para presionar a Rusia, Washington necesita tener a Ucrania, del mismo modo que el camino de contener a Irán pasa por dominar Siria (o eso cree).  A Washington le da igual que Ucrania se incorpore o no a la UE, mucho menos si sus gentes van a vivir en una democracia occidental o real. Lo que busca es despojar a Rusia de un aliado estratégico y poder instalar allí sus misiles.  En diciembre de este año EEUU debe recoger sus bártulos y salir de Afganistán de cara a la opinión pública; otra cosa es que va a mantener un mínimo de 10.000 militares y 11 bases, aunque para la “guerra perpetua” necesita otros escenarios, para mantener caliente el motor y también el negocio de guerra. Y Ucrania puede ser una oportunidad. Le ataca a Rusia en su “profundidad estratégica”, clave para la seguridad nacional del país, con el objetivo de convertirlo en el talón de Aquiles del equipo de Putin. Además, tras los fracasos en las últimas intervenciones militares, los americanos se morían de ganas por asestar un golpe a los rusos.  Demonizar a Rusia (más allá de la naturaleza de su régimen) forma parte de la propaganda de la peligrosa guerra que están cocinando. Dedicar horas en los medios de comunicación a las chicas de Pussy-Riot y ni un minuto a los continuos bombardeos de la aviación de EEUU de Afganistán, Pakistán, Yemen, Mali, o a la desastrosa y trágica situación que han dejado en Libia y Siria”: http://blogs.publico.es/puntoyseguido/1414/eeuu-y-la-otan-planean-desmantelar-la-federacion-rusa/?pos=4&src=blogs Éste es el planteamiento que podríamos llamar estratégico, pero, luego, está el táctico, cómo se va a realizar. Y aquí es donde interviene un texto que cada vez que lo leo me produce esas arcadas absolutamente irreprimible de que hablaba antes.  Veamos lo que nos dice libre y espontáneamente y sin que nadie le obligue a ello, ese elegante “gentleman” que fue Allen Wels Dulles, el dilecto hermano del gran John Foster Dulles, el cerebro que dirigió la política del general Eisenhower cuando fue presidente de los Usa: «Sembrando el caos en la Unión Soviética sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos, y les obligaremos a creer en ellos. Encontraremos a nuestros aliados y correligionarios en la propia Rusia. Episodio tras episodio se va a representar por sus proporciones una grandiosa tragedia, la de la muerte del más irreductible pueblo en la tierra, la tragedia de la definitiva e irreversible extinción de su autoconciencia. De la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su carga social. Deshabituaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de dedicarse al arte, a la investigación de los procesos que se desarrollan en el interior de la sociedad. Literatura, cine, teatro, deberán reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos. Apoyaremos y encumbraremos por todos los medios a los denominados artistas que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad. En la dirección del Estado crearemos el caos y la confusión. De una manera imperceptible, pero activa y constante, propiciaremos el despotismo de los funcionarios, el soborno, la corrupción, la falta de principios. La honradez y la honestidad serán ridiculizadas [como] innecesarias y convertidas en un vestigio del pasado. El descaro, la insolencia, el engaño y la mentira, el alcoholismo [y] la drogadicción, el miedo irracional entre semejantes, la traición, el nacionalismo, la enemistad entre los pueblos y, ante todo, el odio al pueblo ruso; todo esto es lo que vamos a cultivar hábilmente hasta que reviente como el capullo de una flor. Sólo unos pocos acertarán a sospechar e incluso comprender lo que realmente sucede. Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarlos, desacreditarlos y señalarlos como desechos de la sociedad. Haremos parecer chabacanos los fundamentos de la moralidad, destruyéndolos. Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos, pervertiremos (…)». Allen Wels Dulles Extracto del libro The Craft of Intelligence (El arte de la Inteligencia, 1963). Dulles fue director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) entre 1953 y 1961.  Estos son los auténticos principios que inspiran lo que, en este momento, está sucediendo en Ukrania.  Pero el auténtico problema que tiene la Humanidad es la insaciabilidad de esta gente. No están contentos con su dominio físico absoluto del mundo, con su poder absolutamente omnipotente, perdón por la cacofonía, como ya no les queda nada de que apoderarse quieren incluso que las víctimas asuman que es absolutamente justa su situación de opresión y no sólo la soporten sino que la bendigan. La infame cachorra de Fabra, el hacedor castellonense de aeropuertos sin aviones al que le toca varias veces al año una lotería a la que no juega,  se revolvía como una fiera en su escaño del Congreso porque las víctimas de su depredación no aceptaban, no bendecían su propia opresión, y les apostrofaba con toda la dureza del mundo, con una rabia hidrófoba, “que se jodan, coño, que se jodan”, les escupía a la cara a los que ya están insuperablemente jodidos.  Como siempre que intento profundizar hasta el fondo en un tema, acuden en mi ayuda los grandes poetas: “me llamo barro aunque Miguel me llame, barro es mi profesión y mi destino que ensucia con su lengua cuanto lame”, aquí, está expuesta, con la insuperable genialidad del más excelso de todos nuestros poetas, la aspiración canallesca de los otros, de los que lo hicieron morir de tuberculosis y  falta de tratamiento en una cárcel de Alicante, pero también el de nuestra propia miserabilidad, cuáles son los 2 destinos del hombre, del imperdonable ser humano, el de aplastar a los otros con su pie fascista y el de lamer con su lengua el jodido pie que lo aplasta, porque eso es lo que a mi mentalidad rigurosamente lógica, aristotélica, racionalista no le cuadra, que los mamelucos que se mueren literalmente de hambre, que les cortan el agua y la luz, que los desahucian como ahora hace la alcaldesa Botella de esas viviendas de las que disfrutaban en propiedad en Entrevías y Vallecas, los pobres inocentes que llevaban siglos pagando los plazos de las mismas y que de pronto ven cómo los echan a la calle por las buenas, al día siguiente de irse a vivir con el padre, el hermano o el abuelo, buscarán a muerte un bar en el barrio para ver cómo el Madrid realiza, a nivel futbolístico, lo mismo que a él le acaba de hacer Botella.  ¿Qué pasa, que tenemos ya un nuevo Lutero que, con sus nuevas y poderosas teorías, ha mandado a hacer leches todo ese pretendido orden ético internacional, que se fundamentaba tan falsamente en las teorías seculares del antiguo Papa?  O sea que es puñetera verdad eso que se dijo de “Roma ya no está en Roma”, es decir que aquella Sociedad de Naciones ha dejado paso a esta nueva Organización de Naciones Unidas, vulgo Onu, que no es más que el trampantojo tras de la que se esconde el poder omnimodo de los Estados Unidos.  La verdad es que, cuando a mi edad, me pongo a pensar en todo esto, es tal el grado de desánimo que me atenaza que todo esto de escribir y de leer, o al revés, no sólo me parece lo más estúpido del mundo sino que tengo que realizar el más grande de todos mis esfuerzos para seguir haciéndolo, porque ¿qué sentido tiene escribir hoy, y aquí, este post que a lo mejor leen 100 personas, frente a esa ominosa e infinita muralla detrás de la cual se halla no un gigante sino el mundo entero, porque todo el universo se halla dominado, la inmensa parte de él con el mayor de los placeres y, por tanto, del asentimiento, por ese perverso ente que son los Usa?  Pero iba diciendo que Roma ya no está en Roma y que un nuevo Lutero ha derribado a patadas las puertas del Vaticano que representaba toda la filosofía política que trataba de llegar a la instauración de un nuevo Derecho internacional serio y eficiente.  ¿Ha dicho v. Derecho e internacional?  Derecho, del latín “directus”, lo recto, lo que tiene como objetivo claro e inderogable llegar sin concesiones, sin limitaciones, sin ninguna trampa ni cartón a la consecución de lo que debe de ser.  O sea al imperio de la ética en las relaciones no sólo humanas, de hombre a hombre, sino también internacionales, de país a país.  Era fácil, ¿no? Había que limitarse sólo a hacer en cada caso, en cada momento lo que era o es debido.  Pero yo, por lo menos, he llegado a la conclusión de que todo lo ético, todo lo que implica someter el ser a lo que debe de ser no sólo no es un sueño imposible sino una especie de espantapájaros del que todos se ríen estrepitosamente, pero eso, sí, poniendo todo el cuidado del mundo en que los de abajo, los del pueblo, esos estúpidos borregos no lo adviertan.  De ahí la importancia de ese nuevo Lutero que protestara contra una nueva dieta de Worms, o sea que actuara como un nuevo protestante pero que lo hiciera respetando al máximo el axioma lampedusiano.  Y ¿saben ustedes quién fue el nuevo Lutero, el fundador de ese nuevo protestantismo tan decisivamente arrollador que se ha impuesto de tal manera que el mundo sería de otra forma completamente distinta si su nuevo credo no se hubiera impuesto de una manera tan absoluta?  Joseph Goebbels.  Sí, el ministro de Prensa y Propaganda de Hitler.  Ahora, resulta que los alemanes, “Deustchland, Deustchland, über alles”, Alemania, Alemania, sobre todo, no perdieron la 2ª guerra mundial sino que la ganaron tan subrepticiamente que todavía no nos hemos enterado.  Hitler se suicidó, aunque su cadáver todavía no ha sido plenamente identificado, pero de lo que no cabe la menor duda es de que su ideario de hacerse con todo el poder de este mundo no sólo subsiste sino que, además, se ha realizado plenamente, lo que ocurre es que lo ha hecho no ya con los argumentos de Clausewizt, el gran ideólogo de la guera, sino con los de Marx, el profeta de la revolución económica.  Los Usa no sólo dominan el mundo por sus ojivas atómicas, sus misiles intercontinentales, sus aviones supersónicos, sus drones, sus  portaviones y submarinos nucleares, ni porque hayan logrado imponerse como la mayor potencia económica del mundo sino porque han conseguido, increíblemente, imponer su ética, una ética absolutamente deleznable pero profundamente eficaz.  Y eso lo consiguen mediante eso que han dado en llamar el cuarto poder pero que es indiscutiblemente el primero, la prensa.  El hombre hecho de cuerpo y alma necesita todos los días alimentar al uno y a la otra.  Del alimento corporal, qué les voy a decir, del otro, del alimento de espíritu me limitaré a remitir desde aquí, al texto fundamental de la táctica usaniana que acabamos de transcribir y que tan bien expuso ese gentelman  que fue el tal Dulles:  «Sembrando el caos en la Unión Soviética sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos, y les obligaremos a creer en ellos. Encontraremos a nuestros aliados y correligionarios en la propia Rusia. Episodio tras episodio se va a representar por sus proporciones una grandiosa tragedia, la de la muerte del más irreductible pueblo en la tierra, la tragedia de la definitiva e irreversible extinción de su autoconciencia. De la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su carga social. Deshabituaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de dedicarse al arte, a la investigación de los procesos que se desarrollan en el interior de la sociedad. Literatura, cine, teatro, deberán reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos. Apoyaremos y encumbraremos por todos los medios a los denominados artistas que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad. En la dirección del Estado crearemos el caos y la confusión. De una manera imperceptible, pero activa y constante, propiciaremos el despotismo de los funcionarios, el soborno, la corrupción, la falta de principios. La honradez y la honestidad serán ridiculizadas [como] innecesarias y convertidas en un vestigio del pasado. El descaro, la insolencia, el engaño y la mentira, el alcoholismo [y] la drogadicción, el miedo irracional entre semejantes, la traición, el nacionalismo, la enemistad entre los pueblos y, ante todo, el odio al pueblo ruso; todo esto es lo que vamos a cultivar hábilmente hasta que reviente como el capullo de una flor. Sólo unos pocos acertarán a sospechar e incluso comprender lo que realmente sucede. Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarlos, desacreditarlos y señalarlos como desechos de la sociedad. Haremos parecer chabacanos los fundamentos de la moralidad, destruyéndolos. Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos, pervertiremos (…)».

Esto es lo que están haciendo  Usa y sus satélites, frente al resto del mundo que, como auténticos estúpidos, encima les aplauden.

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