Revista Viajes

EL GRAN VIAJE DEL HOMBRE (y V). Adan encontró a Eva

Por Jl
Esta es la última entrega de la historia que estoy leyendo.
Si imaginamos que el árbol genealógico de la humanidad empieza en la raiz de su tronco con el “encuentro fortuíto” de Adán y Eva, el resto de ramas del árbol que nos dan sombra, son múltiples familias que se desprendieron de ese tronco madre,  formando sus propios hogares y sus propias variantes genéticas de esa primera unión. Los investigadores han encontrado pruebas de ese Adán, o cromosoma Y, en todas las razas que habitan el planeta. Con variantes genéticas,  pero siempre aparece el cromosoma masculino Y. Y siguiéndola han podido seguir literalmente lo que se denomina “el primer gran viaje del hombre”.
Supuestamente nuestra Eva, la que venimos hablando en esta serie de opiniones, engendró un individuo que científicamente se le llama L3 y este a su vez engendró a otro que se llama M. Analizando los datos de poblaciones antiguas e investigando en su ADN se ha conclusionado que los individuos descendientes de M se expandieron por la costa africana y desde ahí a Australasia, recordad que el continente-isla que hoy conocemos, estuvo hace millones de años unido a Asía. Pero este individuo ni sus genes, se encuentra en Oriente Medio y tampoco en Europa. Es decir “el pueblo M” conquisto el resto de África desde la costa y hasta Australia pero no subió hacia Europa.
Y entonces que paso? . Pues bien, en ese tránsito, un descendiente de Adán, llamado “M168”, se pudo encontrar en algún lugar de la costa africana entre la actual Sudan y/o Etiopia con una descendiente de Eva. Allí se unieron y en vez de seguir al resto de la tribu.  Ambos, o individuos de ambas tribus, comenzaron su camino de recorrido hacia el norte, en el camino contrario,  fundiéndose entonces  los dos linajes y dando paso a una nueva generación que ya comparte el ADN de ambos individuos. De esos descendientes, se han encontrado huellas “mitocóndricas” en individuos actuales que viven en Europa, India, America del Sur y hasta en los aborígenes australianos. Y de esos primeros individuos, descendemos el resto de los humanos como hoy nos conocemos. La Teoría de la Evolución de Darwin puede explicar el resto. Solo se mantienen aquellos individuos que prosperan mejor.
Y hasta aquí la serie de artículos sobre el primer viaje del hombre. Quiero agradecer a Javier su permanente discusión y mis amigos Argentinos y Chilenos que a través del Facebook me mantengan vivo y despierto. Solo ha sido un resumen de mis cuitas y venidas y reflexiones sobre las lecturas y trabajos en las que me encuentro inmerso, sin más pretensión que la de entretenerme y de paso, entreteneros. No soy científico solo un curioso más sin pretensiones.
Si queréis saber más del tema, que a mi me apasiona, os receto un libro “El viaje del Hombre, una odisea genética” de Spencer Wells, editado por la editorial Océano. Es sencillamente atrayente y espectacular.Sigueme amigo

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