En el PP hay miedo, miedo al coco que viene. Voces dentro del partido reclaman a Rajoy la renovación del partido: “O refundamos el PP o se acaba”. Es un miedo real, a perder su cargo, su cuota de poder, sus privilegios y sobre todo… su manera de ganarse la vida.
Los políticos del PP y del PSOE saben por experiencia que ocurre cuando se pierden unas elecciones generales, locales o autonómicas (cuando se pierde a tres bandas, se llama debacle sin paliativos y no gritan porque se han quedado mudos). Pues ocurre que tienes un montón de desocupados rondando por la sede, importunando, buscando un puesto dentro del partido.
Menos votos, menos dinero para el partido. Y sobre todo un montón de altos cargos, consejeros, diputados, senadores, concejales, alcaldes y señalados a dedo (los digitales y algunos analógicos) que se han quedado sin oficio ni beneficio. Ellos que lo dieron todo por el partido, dejaron trabajo y hacienda para servir a nuestra comunidad con loables propósitos, están en paro...
Muchos son funcionarios, retoman su puesto. Algunos cargos eran diputados, retoman escaño. Los más motivados se hacen trásfugas, retoman otro escaño. Otros tienen empresa, se dedican a ella en cuerpo y alma. Algunos viven de rentas propias... y otros hicieron fortuna. Pero muchos –posiblemente más de los que pensamos– viven del partido. Puntualicemos, de los puestos que provee el partido cuando gana unas elecciones.
Menudo problemón, puedes colocar en las sedes a cierto número, los mejor situados en la línea de salida. Pero no tienes vacantes y trabajo para todos, toca ajustarse el cinturón, hacer recortes, cobrar menos, realizar despidos, etc. Es decir, esas cosillas que han realizado a la perfección durante los últimos años, como son expertos seguro que lo hacen de bien a mejor.
Susto de muerte y grito de “Que viene el lobo”. El lobo es PODEMOS, PSOE o cualquiera otra formación política, para el caso da igual. El lobo que corresponda les tira la casa, les deja en calle y sin trabajo. No todo es malo, el lobo del cuento se iba comiendo a los cerditos. Eso no es “políticamente correcto”, los partidos no se comen unos a otros cuando pierden. Tienen muchas tablas y experiencia para ser caníbales. Al contrario, practican lo que se llama alternancia política: “Hoy estas tú, mañana vuelvo yo”. Y después de la victoria, aquí paz y después gloria. A esperar turno, a chupar banquillo.
Así las cosas, no podemos negar que los políticos imputados por cosas feas son unos “visionarios”. Ellos son los verdaderos emprendedores “Marca España”. Saben bien que nada es para siempre, hay que saber aprovechar el momento. El momentón.