Una nueva nota de prensa publicada en CANAL PRENSA
/COMUNICAE/ Grupos sanitarios como el Gruppo Ospedaliero San Donato de Milán han demostrado que los grupos sanitarios privados pueden integrarse plenamente en el sistema de salud públicaEl Covid-19 concierne a la humanidad en su conjunto. Ninguna nación se ha salvado, y la humanidad en su conjunto debe unirse y afrontar la situación como una sola si se quiere derrotar a este enemigo invisible. Se deben abrir las fronteras metafóricas, aunque las fronteras físicas se cierren diariamente. Ahora no es momento de recriminaciones y resentimientos, sino de unidad y solidaridad. El Covid-19 ha mostrado al mundo la importancia de los sistemas de salud y de respuesta a emergencias. También ha demostrado que la colaboración entre los gobiernos, las instituciones internacionales, la sociedad civil y el sector privado es posible con la voluntad adecuada. COVID-19 es quizás la mayor prueba en tiempos de paz para la sociedad; el mundo no será el mismo que se dejó en 2019. Durante demasiado tiempo las naciones ricas y desarrolladas han hablado de las dificultades que enfrentan las naciones en desarrollo menos ricas. Durante demasiado tiempo se ha ignorado la difícil situación de personas en lugares como África, donde las epidemias han golpeado a poblaciones debilitadas con una eficiencia despiadada. En el pasado, la devastación de las epidemias se limitaba a las naciones más pobres del mundo, mientras que las más ricas estaban protegidas por un fácil acceso a sistemas de salud, programas de vacunación y tecnología avanzados y a menudo universales. COVID-19 es un huésped invisible e inoportuno que no respeta ninguna frontera y que ha atravesado todas las barreras, sean o no artificiales, de forma rápida e implacable. La cooperación y la colaboración entre las naciones es de importancia crítica ahora. Se deben olvidar las nacionalidades individuales y unirse como seres humanos de igual valor. Lo importante hoy es crear una alianza en la que todo el mundo sea parientes entre ellos, una verdadera liga de naciones que no conozca fronteras y que esté abierta a todos y no rechace a ninguno. Como se sabe ahora, quizás un poco tarde, los sistemas sanitarios son la primera línea de defensa contra enemigos invisibles como COVID-19. Los trabajadores de la salud y los servicios de emergencia se han colocado en la primera línea de esta terrible batalla y tienen que hacer frente a una situación de bajas masivas que en los últimos años sólo se ha visto en la guerra. “Debemos proteger a nuestros profesionales de la salud; no podemos permitir que en el futuro corran los inmensos riesgos que corren hoy. Estos héroes de la época moderna han tenido que hacer en ocasiones el último sacrificio, a menudo debido a la falta de recursos y material médico que los deja expuestos al contagio”, afirman desde Gruppo Ospedaliero San Donato. El mundo fue sorprendido con la guardia baja esta vez, pero no se tendrá esta excusa una vez que la pandemia haya terminado. Ya no se puede pretender que los recortes en las inversiones en salud estén justificados, y nunca, nunca se debe volver a dejar a los profesionales médicos tan cruelmente expuestos. Se deben revisar los modelos de atención médica juntos y aplicar los sistemas más eficientes. El sector médico privado tiene la clave. Se puede tomar el ejemplo de Lombardía, donde el sector privado ha contribuido enormemente a ayudar al gobierno a hacer frente a esta crisis. Grupos de salud como el Gruppo Ospedaliero San Donato, con sede en Milán, han demostrado que los grupos de salud privados pueden integrarse plenamente en el sistema de salud pública. El sistema de salud privado puede jugar un papel central durante una crisis tratando un alto porcentaje de pacientes. El GSD, por ejemplo: aunque constituye el 13% del sistema, ha atendido al 18% de los pacientes de COVID-19 en Lombardía durante esta emergencia. Estas cifras demuestran lo eficiente que puede ser el sector privado en términos de capacidad de respuesta cuando se integra adecuadamente en el sistema público. “Tengo la esperanza de que podamos aprender de nuestros errores. En un mundo post COVID-19, no tendremos otra opción, ya que la alternativa no tiene consideración”, afirma Kamel Ghribi, vicepresidente del Gruppo San Donato Italia. “Sin embargo, cuando pienso en la capacidad humana para el amor y el altruismo, me siento lleno de esperanza para el futuro. Cuando pienso en los que he visto en el mundo en desarrollo luchando por la vida contra todas las adversidades, y veo que eso sucede hoy en el mundo desarrollado, recuerdo que no es la debilidad o la crueldad o la venalidad de la gente lo que sale en tiempos de crisis, sino la generosidad, la humanidad y la solidaridad que se produce cuando menos lo esperamos”, añade. Fuente: Kamel Ghribi Vicepresidente del Gruppo San Donato Italia Presidente del Gruppo San Donato Healthcare Middle East
Fuente Comunicae
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