Revista Opinión

El guardia civil preso

Publicado el 06 mayo 2013 por Cronicasbarbaras

“La Guardia Civil era una de las pocas cosas que funcionaban bien en España. De ahí su impopularidad”, escribía Julio Camba en tiempos de la II República, pero ahora, al revés, es la institución más prestigiosa con las Fuerzas Armadas y la Policía, según el CIS.

Camba afirmaba que ese cuerpo era “exacto, honrado e insobornable”, y lo era porque sus miembros cumplían escrupulosamente su reglamento.

A pesar de que durante el franquismo participó en la represión política, de que el 23F de 1981 uno de sus jefes quiso dar un golpe de Estado, y de que ahora le aparecen corruptos de vez en cuando, su eficacia y profesionalidad han mejorado su imagen hasta recuperar la que tenía cuando Camba escribió su artículo.

La República quiso deshacerse de ese cuerpo sustituyéndolo por los Guardias de Asalto, pero fracasó porque la disciplina de estos nuevos era poco estricta, de reglamentos blandos, tan democráticos que parecían asamblearios.

La República tuvo que devolverle a la Guardia Civil las responsabilidades, y Azaña le concedió grandes presupuestos.

Algo parecido le ocurrió a Felipe González, que de querer disolverla pasó a entregarle todos los medios que pedía, aunque puso como jefe del reglamento al ladrón y estafador socialista Luis Roldán.

Ahora, las oenegés y las organizaciones de derechos humanos de España protestan porque el guardia civil Juan Carlos Alonso Farías, de 30 años, fue condenado por un tribunal militar a tres meses de prisión en Alcalá Meco por insultar a su jefe, un cabo.

Hacía veinte años que no se producía una condena parecida, pero el guardia sabía a qué se exponía al ingresar en ese cuerpo sumamente reglamentado.

Camba jugaba a las cartas en su pueblo gallego con el cabo del puesto. Alguien dijo que no entendía cómo Guzmán el Bueno, al que amenazaban con matar a su hijo rehén si no entregaba Tarifa, les arrojó su puñal para que lo degollaran.

Y el cabo señaló: “¿Y qué iba a hacer el hombre? Seguramente el reglamento no le dejaba otro camino”.

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SALAS

PRESTIGIO MILITAR - copia


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