"Le daba miedo eso en lo que se había convertido: una persona a la que un libro podía transformar."Os va a sorprender lo que os voy a confesar: yo no creo que los libros puedan transformar a las personas. Los libros sólo nos descubren lo que ya sabemos, lo que ya está dentro de nosotros. Otra cosa es que no fuéramos conscientes hasta leer un libro concreto de aquello que ya existía latente en nosotros. Pero los libros no pueden sacar algo de la nada, de ser así a todos nos gustarían los mismos libros, nos conmoverían los mismos títulos. El germen tiene que preexistir. Los libros riegan, abonan, moldean, conducen, muestran el camino. Son el sol hacia el que giramos, la lluvia que nos alimenta, la oscuridad que nos hace tomar oxígeno. A veces, en un terreno aparentemente estéril, subsisten diminutos brotes que pasan desapercibidos entre la vastedad de la yerma tierra. A veces, unas pocas gotas en forma de palabras bastan para que esos brotes crezcan, florezcan y se reproduzcan. Esta es la historia de un campo de desolación que volvió a la vida a la luz del poder de la palabra. Esta es la historia de un brote que creció, floreció y contra todo pronóstico consiguió expandir y perpetuar su simiente más allá de los límites de ese campo. Esta es la historia de un guardia, un poeta y un prisionero.
"Pero era cierto que había visto aquel mundo; había descubierto que las raíces de las frases creaban un bosque gigantesco de significados."
Portada de El guardia, el poeta y el prisionero
Sugiyama Dozan aparece muerto una noche en la cárcel japonesa de Fukuoka. Era uno de los guardias de la prisión, el más violento y aquel al que más temían los presos, al que apodaban el Carnicero. Es obvio que ha sido asesinado y el alcaide de Fukuoka encarga la investigación del asesinato al compañero del difunto, el joven Watanabe Yuichi. Watanabe es apenas un muchacho amante de las letras que ha sido reclutado por el gobierno como soldado estudiante. Corre el año 1944, en pleno conflicto bélico los muros de la cárcel japonesa encierran a muchos delincuentes pero también a una gran cantidad de presos políticos, la mayoría de ellos de nacionalidad coreana. Tras inspeccionar el cadáver de Sugiyama lo primero que le sorprende a Watanabe es encontrar en uno de los bolsillos del uniforme de su compañero un papel doblado. Es una hoja que contiene un poema manuscrito del puño y letra del propio Sugiyama. Esto desconcierta a nuestro joven investigador, conocía poco a el Carnicero, pero no logra conciliar lo poco que sabía de él con un hombre amante de la poesía. Sus pesquisas lo llevan a conocer a uno de los presos coreanos, Dong-Ju, un joven poeta que lo impresionará profundamente. Sus investigaciones también lo conducirán a conocer al auténtico Sugiyama. En "El guardia, el poeta y el prisionero" Watanabe Yuichi nos cuenta todo lo que descubrió en esa investigación, y nos lo cuenta de su propia pluma una vez terminada la guerra desde la misma cárcel de Fukuoka, la prisión en la que una vez vivió como guardia y en la que ahora lo hace como prisionero.Esta es una novela de ficción, sin embargo uno de sus personajes existió realmente. Se trata de Yu Dong-Ju, uno de los poetas más prestigiosos de Corea. Dong-Ju tiene un único libro publicado, Cielo, viento, estrellas y poesía, algunos de cuyos poemas están presentes en esta novela. A parte de esto, de los datos biográficos del poeta y de la labor de investigación que ha realizado el autor sobre la época y lugar en los que sitúa su historia, todos los demás hechos presentes en esta novela son producto de la imaginación de Lee Jung-Myung.
"Era un niño que había nacido en una nación perdida; un niño que vivía en una casa con un ciruelo, que comía moras y disfrutaba viendo el cielo azul reflejado en el agua de un pozo; un niño que contemplaba la cruz en lo alto de un campanario, triste porque su país había dejado de existir; un adolescente atraído por Tolstói, Goethe, Rilke y Jammes que llevaba a su pensión un valioso libro comprado en una librería de viejo y se sentía como si hubiera conquistado el mundo; un joven estudioso que se pasaba toda la noche leyendo ese libro; el autor de unos poemas excelentes que no leía nadie; una persona a la que le gustaba charlar mientras paseaba; un niño secretamente enamorado de una niña; un ciudadano de un país colonizado con el alma destrozada por los tiempos que le había tocado vivir, pero que todavía lanzaba chispas; un viajero que se embarcó y se marchó de su pueblo para estudiar en una habitación con seis tatami en un país extranjero; un joven que aguardaba el nacimiento de una nueva era; un delincuente condenado por escribir poemas en su lengua materna; un hijo que añoraba a su madre, en la lejana Manchuria; un preso atento al toque de clarín que anunciaba el amanecer en una cárcel fría, y que los días ventosos volaba cometas; un hombre que siempre sonreía."Lo que comienza como una novela de misterio en torno a un asesinato se torna en lo que podríamos calificar como un drama carcelario, con todos esos resortes ocultos presentes en toda cárcel que sólo tras un tiempo en ella y con los ojos bien abiertos y la boca bien cerrada se pueden ir descubriendo. Pero es que además, el autor coreano nos regala un canto de amor a los libros, a la palabra no sólo escrita sino también a la tradición de la narración oral, y a como esas historias y todo lo que representan continúan habitando en nuestras mentes aun cuando el papel que las albergó no es más que humo y cenizas. Es un canto a la resistencia también, a la preservación de la identidad y por encima de todo de la dignidad. Y es, una vez más, una muestra de lo absurdas y fatuas que son todas las guerras.
"La violencia era la última línea de defensa."
Villa A - the forgotten piano. Fotografía de The GuyCalledDennis
Con una historia así pensaréis que es fácil llegar a conmover. Pues bien, he de decir que conmigo no lo ha hecho. La historia es bonita, sí; mil veces contada, de acuerdo; de distintas maneras, vale; pero aun así es necesario que nos la cuenten una y otra vez y no por ello la dejamos de disfrutar por más veces que sea leída o escuchada. Sin embargo, en un libro en el que se reivindica el poder de la palabra y la emoción de la poesía me ha faltado precisamente eso. No hay frases que me volteen, que me pellizquen, que me golpeen. Me faltan pasajes que me dejen sin aire, que me hagan interrumpir la lectura hasta asimilar lo leído para poder seguir."Hasta una hoja de papel en blanco indica algo al lector sobre la persona que decidió no escribir nada."Pero la historia es bonita, eso no lo niego, y Jung-Myung la cuenta bien, a su manera que no es la que a mí más me hubiera gustado pero la cuenta bien. El ritmo es el adecuado, ni lento ni trepidante, y no decae en ningún momento. Y el misterio que contiene, aunque no es lo importante en esta novela sino sólo su hilo conductor, también está bien urdido y bien atado. He leído este libro un poco como se ve una película y no he podido evitar pensar que se podría hacer con ella una buena adaptación cinematográfica.
Por todo ello me ha gustado y a pesar de ese... que le ha faltado he disfrutado su lectura. Es difícil sustraerse al mensaje de este libro, al legado de ese guardia, ese poeta y ese prisionero. Me quedo pensando que los tres han desempeñado en algún momento los tres papeles, e incluso en ocasiones lo han hecho simultáneamente. También nosotros lo hacemos. Todos somos víctimas y verdugos. Y sí, por qué no, todos somos poetas. Cada vez que nos emocionamos, cada vez que sabemos apreciar las pequeñas grandes cosas que nos ofrece la vida, cada vez que nuestros ojos son el espejo en lo que lo feo se mira y devuelven a cambio un reflejo hermoso. Cada vez que hacéis eso, no lo dudéis, estáis creando un poema. Y eso nunca nadie os lo podrá arrebatar.
"-La poesía es un reflejo de tu alma -continuó Hirasuma con serenidad-. Es como bajar un cubo a la oscuridad de un pozo y sacar la verdad. La poesía nos apacigua. Aprendemos de ella; nos salva,..."
Worse crimes than burning books. Fotografía de Eric E Castro sobre original de Dan Klimke
Ficha del libro:Título: El guardia, el poeta y el prisionero
Autor: Lee Jung-Myung
Editorial: Grijalbo
Año de publicación: 2014
Nº de páginas: 320
Comienza a leer aquí
Libros y música
No sólo la literatura tiene el poder de transmitir el mensaje que Lee Jung-Myung pretende hacernos llegar con su novela, también la música. En este libro un coro de presos coreanos interpretan en un concierto en la prisión "Va, pensiero", el tercer acto de la ópera Nabucco de Giuseppe Verdi. No es una elección al azar. Esta pieza canta la historia del exilio hebreo en Babilonia y posteriormente se convirtió en un himno para los patrioras italianos, pues trata del exilio y de la nostalgia a la tierra natal. Con ella me despido.