Sarah es una adolescente más y al mismo tiempo se siente fuera de lugar, no le gusta su vida, no le gusta la gente que le rodea, ni su familia, ni sus compañeros, es solitaria y además ha sufrido su primera ruptura amorosa. Víctor es un empresario de éxito pero el destino le ha jugado una mala pasada, tiene una enfermedad terminal. Ambas personas en principio no tienen nada en común, sin embargo, los dos quieren cambiar el tiempo que les queda de vida, Sarah quiere acabar con su vida de manera temprana y Víctor quiere seguir viviendo y disfrutar de la vida. El Padre Tiempo, que regula las horas y los días, quiere mostrarle a Sarah y a Víctor el verdadero sentido del tiempo y para ello baja a la Tierra.
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No recuerdo cómo conocí la existencia de este libro pero el caso es que lo tenía apuntado en la lista de libros que me gustaría leer y los reyes magos me lo dejaron junto con otros libros.
Es de esas historias que, aunque no te estén convenciendo del todo, te enganchan lo suficiente y pasas las páginas sin darte cuenta. No solo por constar de capítulos cortísimos y directos, sino por la estructura de fábula. Porque, en realidad, este libro es una fábula sobre el tiempo.
Hay tres personajes principales y dos de ellos me han parecido casi prescindibles. Demasiados tópicos, quizá.
A Sarah le habría dado dos guantazos para que espabilase. Sus 17 años no son excusa para ese comportamiento y ese «fracaso amoroso» del que habla la sinopsis… en fin, no quiero entrar en detalles para no hacer spoiler pero, en parte, su estado ha sido culpa de sus películas mentales. Supongo que habrá personas que empaticen más con ella y lo culpen a él pero… no, él simplemente es gilipollas.
A Víctor tampoco le he visto nada destacable. Otro tópico con patas. Meeeh.
Dor sí me ha gustado. Su historia está narrada de una forma que se acerca más a las fábulas antiguas. Se respira otro ambiente.
Siempre en busca de minutos, siempre en busca de horas, progresando a mayor velocidad para obtener más cosas cada día. Había desaparecido la alegría sencilla de vivir entre amaneceres.
Hay una parte en plan «Cuento de Navidad» que me chirrió un poco porque creo que se podría contar lo mismo sin caer en ese recurso tan manido.
Aunque en general me ha gustado creo que la literatura de Mitch Albom no es para mí. Me ha dado la impresión de que intenta dar esperanza de una forma que no va mucho conmigo. Ojo, no es Paulo Coelho pero… no sé, las cosas tan positivas, tan “adoremos la luz, los arcoiris y los algodones de azúcar” y yo chocamos. ¡Qué le vamos a hacer!
Para ser justos también debo decir que hubo un momento en el que pensé que su lectura puede ayudar a los adolescentes como Sarah, a restarle importancia a esas cosas que a esa edad nos parecen el fin del mundo.
Si después de leer esto no sabéis si me ha gustado o si lo recomiendo o no… tranquilos, yo tampoco lo sé jajaja. Lo he leído en una tarde sin perder el interés en ningún momento pero, como ya he dicho, esta literatura tan light no me entusiasma.
Puntuación: 5/10
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Archivado en: opinión Tagged: 2017, citas, El guardián del tiempo, libros, Mitch Albom