“De pronto Ackley se coló en mi habitación a través de la ducha, como hacía siempre. Por una vez me alegré de verle. Así dejaba de pensar en otras cosas. Se quedó allí hasta la hora de cenar hablando de todos los tíos de Pencey a quienes odiaba a muerte y reventándose un grano enorme que tenía en la barbilla. Ni siquiera sacó el pañuelo para hacerlo. Si quieren saber la verdad, creo que el muy desgraciado ni siquiera tenía pañuelos. Yo nunca le vi usar ninguno.”
El Guardián entre el Centeno, J.D. Salinger
Por las calles de Nueva York han andado muchos de los grandes personajes literarios del siglo XX. Seguramente ninguno de ellos ha conectado, y sigue conectando, con los adolescentes -y no tan adolescentes- como Holden Caulfield. Su gorra de caza roja, su casi permanente estado meditabundo y su humor sin tapujos lo hacen un personaje, si no único en la literatura moderna, al menos entrañable. Vemos la vida desde sus ojos, un chaval de familia rica, con todo a su alcance y un posible futuro dorado, y que aun asi no esta precisamente radiante de felicidad.
¿Cómo iba a estarlo, el protagonista de El Guardián entre el Centeno (The catcher in the rye), viviendo en una sociedad tan hipócrita como lo era la americana de la posguerra? Y es que los problemas que plantea, no son solo el enfrentamiento entre una mentalidad aun infantil y el contacto con el agresivo mundo exterior, sino mucho más que eso. Aunque el autor, J. D. Salinger, emplea un lenguaje claro y directo (llevando el realismo sucio a su máxima expresión), se tratan las más profundas cuestiones que la mente de un adolescente podría concebir.
El Guardián entre el Centeno no se podría definir en una sola sentencia, de hecho a mi parecer sería imposible hacer una sinopsis del libro. Prácticamente no falta nada en sus páginas: humor, crítica social, dramas amorosos, percepciones psicológicas de la sociedad y los individuos… Y mucho más que eso. Leerlo es vivir unos cuantos días de la vida Holden, caminar junto a él por Nueva York, preguntarse a dónde irán los patos del lago cuando el agua se congela, exasperarse con el desgraciado de su compañero de habitación, espiar a los pervertidos neoyorquinos y huir de ellos, fumarse un cigarrillo a luz de una tétrica farola en medio de Central Park…
El Guardián entre el Centeno y su autor no han estado exentos de polémica. Salinger, veterano de guerra, defendió su intimidad a capa y espada después del rotundo éxito del libro, y un libro escrito posteriormente por su hija no ayudó a que cesara la leyenda negra acerca de la vida privada del escritor. El libro fue la obsesión del asesino de John Lennon, cosa, a mi parecer, realmente absurda, ya que Holden se declara como un pacifista, sin hacer ninguna incitación a la violencia en ninguna parte.
Seguramente, la mayor aportación de Salinger fue su peculiar y acertada definición de la adolescencia en la modernidad, en todas sus contradicciones, obsesiones y pequeñas tragedias. Como dice Holden, los mejores autores son esos que al terminar de leer un libro te dan ganas de llamarlos y hablar un buen rato con ellos, y sin duda es esa sensación la que se le queda a uno al terminar. El mejor libro que puede leer un adolescente.
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