La realidad nos vuelve a golpear muy fuerte y nos ha puesto en una situación crítica en este inicio de Eliminatorias. Lo que pueda pasar de aquí para adelante tendría que ser un cambio y reafirmación del compromiso del plantel en este proceso de Sergio Markarian. Uno de los abanderados de este grupo de jugadores comprometidos es: Paolo Guerrero.
Un jugador que llegó con la carga de ser el único delantero en la Copa América. Se las ingenió para aguantar a los centrales, para pelear cada pelota, para habilitar a sus compañeros y terminar como goleador del torneo el año pasado con 5 goles. Un crack.
Cuando parecía que lo hecho por Paolo tendría mejores resultados cuando se unieran los otros “extranjeros” que no estuvieron en Argentina, aparecieron las dudas y los cuestionamientos hacia la falta de compromiso y responsabilidad de algunos elementos de la selección. Muchos se descuidan, muchos se lesionan y otros increíblemente abusan de la confianza y no hacen caso a las indicaciones del médico y del cuerpo técnico. El resultado final fue una serie de lesiones y una serie de ausencias para los últimos partidos donde se juegan los puntos.
Otra vez Paolo quedaba solo y en estas últimas semanas recibimos a Colombia y fuimos a Uruguay. El equipo sintió la pegada de no contar con muchos jugadores por lesión, pero lo más lamentable fue que algunos jugadores se lesionaron días previos a los partidos. El único jugador que se recuperó y pudo llegar a los dos partidos contra todo pronóstico fue Cruzado. Zambrano, Farfán, Acasiete se lesionaron o no pudieron recuperarse y se unieron a Pizarro, Rodríguez y Vargas, quienes llegaban lesionados a la convocatoria y poco a poco fueron quedando descartados.
Sin el apoyo de estos jugadores, Perú intentó buscar los tres puntos en Lima y complicó a Uruguay en el Centenario. Pero todo queda para la anécdota, porque no se sacó puntos en ninguno de los partidos. La actuación de Guerrero siempre es para destacar y causa mucha tristeza que sus compañeros “alemanes” no tengan el mismo compromiso y sacrificio como él lo tiene cada vez que se pone la camiseta de la selección. Pero no solo eso, también se cuida en la parte física y se mantiene concentrado para el partido, sin entrar en escándalos ni romances de farándula.
El equipo no lo hace un jugador y por eso Paolo poco puede hacer por intentar cambiar la suerte del equipo. Lo único que se puede hacer es aplaudirlo por todo lo que hace y todo lo que deja en cada partido. Y esperemos que haya un cambio en el grupo, que se vayan los que no tienen la cabeza en la selección y que se inicie una reorganización del grupo. La selección no necesita y no quiere jugadores “intocables”. Queremos gente que trabaje y que se comprometa. Compromiso.