El ejemplo de hábito lector de la familia.
Los beneficios de la lectura son conocidos por todo el mundo y las familias se esfuerzan para que los niños se aficionen a la lectura. Mi experiencia en las entrevistas con los padres me indica que conseguir que nuestros hijos lean con gusto es más difícil de lo que parece y he pensado en aportar algunos ejemplos concretos. La lectura es cada día más importante y los jóvenes del siglo XXI necesitarán mucha más lectura y escritura que en cualquier época pasada.
Esta foto de Ismael Pulgar y de su hija transmite el mensaje principal de este artículo: El gusto por la lectura está ligado a la afectividad.
Papá lee, yo leo. Ismael Pulgar y su hija
Todo el mundo está de acuerdo en la importancia de la lectura y en que los niños que viven en una familia lectora tienen más probabilidades de ser futuros lectores.
¿Qué sienten los niños cuando la familia lee?
Un bebé no entiende del todo el cuento de su abuelita, pero entiende muy bien que su abuelita le quiere mucho y para darle mimos le cuenta una historia que es muy bonita.
La mamá coge en brazos al pequeño y le lee un cuento. El niño no sabe leer pero mira las imágenes encantado de estar en brazos de su mamá. Ese libro debe ser una cosa muy buena porque mi mamá me quiere mucho cuando lo lee para mí.
Mirando a Ismael y a su hija, a los que no conozco personalmente, veo un papá que dedica tiempo a su hija. Están sentados junto a un libro que se supone que leen juntos. La imagen transmite cariño, afinidad y unión familiar.
Un familia que no lee habitualmente puede trasmitir el gusto por la lectura a sus hijos dedicándoles un poco de tiempo. Podemos dedicar las tardes de los domingos a estar toda la familia en el sofá con revistas, periódicos y libros para los mayores y revistas juveniles, libros variados y tebeos para los más jóvenes. Un ambiente agradable, sin estrés, sin distracciones, comentando de vez en cuando lo que nos ha gustado del libro, alguna noticias que leemos o párrafos. Nuestros hijos se lo merecen.
Mi familia en un salón ideal de Roche Bobois.
Un ambiente familiar de gusto por la lectura se percibe al entrar en una casa. Los espacios están preparados tanto para leer como para la biblioteca. La familia suele comentar sobre un blog, un artículo de periódico o sobre libros electrónicos. Es posible encontrar alguna libreta o libro escolar abierto y la madre o el padre no pueden resistirse a hojear la lección. En las casas donde los mensajes escritos entre unos y otros suelen ser más frecuentes.
Una madre que quiera inculcar a sus hijos el hábito lector y sea consciente de que en casa no leen mucho puede llevar a los niños regularmente a la biblioteca pública. Los niños también pueden ser socios de una editorial especializada o de una organización que envíe publicaciones. Les encanta recibir cartas a su nombre y el éxito de las publicaciones que reciben por correo está casi garantizado. Visitar con ellos alguna librería y quioscos para tener disponibilidad de libros en casa. Como dice mi amigo Ismael, hacer que los niños lean no es barato… pero es muy gratificante.
Pili Biarge