Gente habrá que diga que es una gran obra sobre la contraposición de dos mundos: la historia de Mascarita, un compañero limeño de tiempos de universitario de Vargas Llosa le sirve para alternar su desarrollo con un -se me ha hecho larguíiismo- relato (medio poético medio antropológico) sobre la cultura machiguenga de la Amazonía Peruana.
Curiosa la figura del "hablador" como un hombre que conserva y transmite la cultura de la tribu desparramada por una parte de la cuenca del Amazonas, recogiendo sus costumbres y relatando noticias y ficciones entre la presión del hombre blanco y el temor a tribus más violentas.
Tributo tal vez necesario a las culturas de su país de origen, al fin y al cabo ya hacía tiempo que era libre para escribir sobre cualquier cosa. Aunque se comienza a leer con interés, se acaba pidiendo la hora. O al menos yo, que claramente soy un tío ya embrutecido.
Me parece curiosa nomás.