Como os comentaba hace poco, aproveché que este miércoles era fiesta en Madrid (el día de la Almudena) para visitar la recién estrenada exposición El Hermitage en el Prado. Os recuerdo que hay que reservar hora para poder visitarla y que, aunque el aforo es limitado, la exposición está hasta los topes, por lo menos el día que fui yo. Os aconsejaría que fueseis a alguna hora poco convencional, a la hora de comer por ejemplo, yo fui a las 15.00 y aunque estaba lleno se podía ver bien, sin embargo, cuando salimos, una hora y cuarto después, había una cola impresionante para entrar. La muestra podrá verse en el Museo del Prado hasta el 25 de marzo de 2012 de martes a domingos y festivos de 9 a 20 horas y los lunes de 10 a 20 horas. La entrada general cuesta 12 euros que, os aseguro, vale la pena gastarse.
Hermitage
Pasando a la exposición propiamente dicha, ésta ocupa dos grandes salas y recoge más de 170 obras de la colección del Hermitage. Las obras son realmente impresionantes aunque, claro, se echa de menos poder visitar el palacio en sí, que como podéis ver debe ser una auténtica maravilla. El Hermitage se encuentra a orillas del río Neva, en San Petersburgo, y sus obras fueron iniciadas por Pedro I el Grande, el zar que fundó la ciudad. Posteriormente, se iría ampliando, en especial por Catalina II, que construyó el Pequeño Hermitage y el Viejo Hermitage para albergar las colecciones imperiales de arte, y su nieto Nicolás I, quien añadió el Nuevo Hermitage.
Te avae no Maria (El mes de María), Paul Gauguin (1899)
Los fondos artísticos fueron nacionalizados tras la Revolución Rusa de 1917, y las colecciones fueron posteriormente ampliadas con obras de los siglos XIX y XX. La muestra se abre con tres grandes retratos de estos tres personajes, de los que me llamó especialmente la atención Catalina II quien admiraba tanto a Voltaire que compró a la muerte de este su biblioteca y la añadió al palacio. En la primera parte de la muestra podemos hacernos una idea de cómo debió ser este en su época de esplendor, al contemplar distintos cuadros que lo retratan, además de joyas y emblemas de los zares, o vestidos cortesanos o el uniforme de general de la Guardia de Corps del regimiento de Húsares. Las joyas, el lujo y el despilfarro de los zares es evidente viendo la cantidad de objetos de valor que atesoraban, algo lamentable teniendo en cuenta la gran pobreza en la que vivía el pueblo ruso, por lo que no es tan difícil comprender por qué se inició la Revolución y por qué los zares fueron el primer objetivo de la misma.
Peine con escena de batalla Oro, Finales del siglo V – principios del siglo IV a. C. Norte del mar Negro, cuenca del río Dniéper Resulta impresionante la colección dedicada al oro de los nómadas de Eurasia, quienes poblaron durante el primer milenio antes de Cristo el territorio que va desde Hungría por el oeste, hasta China y Mongolia por el este. Estos enterraban a sus reyes y grandes guerreros en lujosos sepulcros que contenían armas y adornos de oro. Las piezas de esta colección pertenecen a la Colección Siberiana de Pedro I, se formó en el primer cuarto del siglo XVIII con piezas procedentes de los saqueos de los enterramientos y de los hallazgos de las primeras excavaciones. También podemos ver la colección de orfebrería griega del Hermitage, así como piezas arqueológicas de la India, Oriente y Europa.
San Sebastián, Tiziano (1576)
Para mi gusto, las pinturas son lo más relevante de la muestra, podemos encontrar verdaderas maravillas, y es una oportunidad única de poder contemplar obras maestras impresionantes. La lista es extensa, y como siempre, solo puedo mostraros una parte (en el vídeo podéis ver más obras y objetos de la muestra). Los zares fueron recopilando a lo largo de los años obras maestras de la pintura, el dibujo y la escultura. En la primera planta podemos ver las obras más clásicas, desde Tiziano, Caravaggio, Ribera, y Velázquez, Rembrandt... El Greco es uno de mis autores clásicos favoritos, en la exposición podemos contemplar el magnífico cuadro San Pedro y San Pablo.
San Pedro y San Pablo, El greco (1592)
De su colección de dibujos, vienen obras de Durero, Rubens, Watteau e Ingres y, entre las esculturas, pueden destacarse obras de Bernini o varias de Antonio Canova, de las que me quedo con la preciosa Magdalena penitente.
La magdalena penitente, Antonio Canova (1808-1809)
La segunda planta, mi favorita porque en ella se encuentran algunos de los pintores que más me gustan, presenta la colección de arte de los siglos XIX y XX. Los fondos del Hermitage de estas épocas a principios del XX eran inexistentes, por lo que tras la Revolución Rusa y la nacionalización de las colecciones imperiales y privadas, muchas grandes obras pasaron a formar parte del Hermitage. Las obras impresionistas y de las vanguardias europeas llegaron en 1948, tras la disolución del Museo Estatal de Arte Occidental de Moscú, formado principalmente a partir de las colecciones de arte vanguardista de los coleccionistas moscovitas Serguéi Schukin e Iván Morózov.
Niño con un perro, Pablo Picasso (1905)
Tenemos en esta planta obras de artistas impresionistas y post-impresionistas como Monet, Cézanne, Renoir, Gauguin o Matisse. De Picasso podemos ver varios cuadros, entre ellos el precioso Niño con un perro (no olvidéis pasaros por la sala 60 del museo para ver la obra en préstamo La acróbata de la bola del Museo Pushkin, estará hasta el 8 de enero). Termino la visita con la que es una de mis obras favoritas, y es que el pintor vanguardista ruso Kandinsky es uno de mis favoritos, y su obra, Composición VI, en la que representa el Diluvio, una de las que más he disfrutado observando en esta muestra. Tanto es así que, ya que siempre que voy a una exposición o a un museo me compro un marcapáginas como recuerdo de la misma, en esta ocasión he seleccionado el que representa el cuadro del ruso.
Composición VI, Vasily Kandinsky (1913)
Espero que hayáis disfrutado de la muestra tanto como yo, y a los que podáis, os animo a que no os la perdáis y que visitéis esta exposición ¡Feliz fin de semana!