Aunque nacido en Estados Unidos, Joseph Campbell fue uno de esos hombres que desde muy temprano se sienten ciudadanos del mundo o más bien, en su caso, un hermano de todos los hombres. Se interesó por diversas tradiciones culturales, quedando fascinado por la filosofía hindú. Su gran obsesión, reflejada en El héroe de las mil caras, fue establecer la pauta que guía las diversas religiones y sistemas mitológicos, sobre todo en cuanto a la habitual presencia de un héroe que es capaz de penetrar a través de la fina tela que nos separa del mundo sobrenatural:
"El héroe inicia su aventura desde el mundo de todos los días hacia una región de prodigios sobrenaturales, se enfrenta con fuerzas fabulosas y gana una victoria decisiva; el héroe regresa de su misteriosa aventura con la fuerza de otorgar dones a sus hermanos."
En estas historias, la humanidad debe muchos de sus conocimientos - tanto espirituales como materiales - al héroe benefactor, que se ha atrevido a emprender un arriesgado viaje en busca del conocimiento secreto. Cuando regresa, es como si renaciera después de una muerte fingida. Y sus hermanos sufren con él esta especie de renacimiento en el que pueden entrever cual es el sentido de una existencia que había sido oscura hasta ese momento. Es decir, el héroe despierta algo que siempre había estado dentro de sus semejantes, algo que les relaciona con la divinidad, una realidad que nunca habrían podido conocer si no llega a ser por la hazaña del héroe.
Estudiando todas estas mitologías con tantos puntos en común, Campbell llega a la conclusión de que el hombre contemporáneo, al rechazar el mito o racionalizarlo, no podemos hacernos partícipes de los beneficios en cuanto a pertenencia plena a una comunidad y sentido de la existencia que estos otorgan (una función que hasta hace poco desempeñaba la religión en nuestra sociedad). El antropólogo hace uso del psicoanálisis, analizando algunos sueños muy comunes para probar que los arquetipos universales (un concepto de Jung) siguen estando presentes y son compañeros inseparables del hombre, dándose así expresión simbólica a los deseos y miedos inconscientes que intentamos que no salgan a flote en la existencia cotidiana.
Uno de los aspectos por los que más se recuerda El héroe de los dos caras es la descripción de las diferentes etapas del viaje del héroe, que suelen estar presentes, a veces de manera tan similar que sorprende, en los relatos de las mitologías de todo el mundo. No es extraño que George Lucas se inspirase en este libro para filmar el viaje de su héroe, Luke Skywalker y que éste tuviera una aceptación tan inmediata en todo el mundo. Lucas se acogía a una fórmula que llevaba siglos funcionando.