El hígado y sus funciones metabólicas
La mayoría de los productos de la digestión absorbidos en intestino son conducidos por la vena porta y ofrecidos en primera instancia al hígado, el cual está sometido a un aporte discontinuo de nutrientes, muy variado en cantidad y calidad, que exige de este órgano una gran ductilidad metabólica.
El hígado es el principal encargado del procesamiento inicial de esos nutrientes y de su distribución al resto del organismo; la regulación de estas funciones contribuye decisivamente a mantener constantes los niveles sanguíneos de diversos metabolitos.
El tejido hepático experimenta importantes cambios en su contenido de glucógeno y proteínas según el aporte de nutrientes; además muestra gran adaptabilidad funcional, la cual se expresa principalmente por la inducción de enzimas específicas, en relación con la disponibilidad de sustratos.
Del total de monosacáridos absorbidos en el intestino después de cada comida, aproximadamente dos tercios son captados por el hígado; el resto pasa a la circulación general. La glucosa que llega por la vena porta penetra en los hepatocitos por un proceso de difusión facilitada. Así se va a llevar a cabo la glocogenogénesis, gluconeogénesis y la lipogénesis.
Los aminoácidos, absorbidos en el intestino, también llegan al hígado por la vena porta. En cuanto a los lípidos, salvo el glicerol y ácidos grasos de cadena menor de 10 carbonos, que ingresan por el sistema de la vena porta, llegan al hígado por la circulación general.
A diferencia de la glucosa y los triacilgliceroles, para los aminoácidos no existen mecanismos de almacenamiento hepático.