Sé que con el título de la crítica el gesto se le habrá endurecido a más de uno. Desde luego el Holocausto es uno de los episodios de la Historia reciente más tristemente incalificables; tal horror no creo que pueda ser alcanzado por las palabras de nadie. En la historia del cine no son pocos los filmes —más o menos memorables— que han tratado este tema de una manera u otra. Lo cierto es que no habían transcurrido ni dos minutos del ‘El hijo de Saúl’, y ya estaba completamente sobrecogido; no por el horror en sí, sino por la forma con la que el debutante —y esto cuesta creerlo— László Nemes nos introduce en él.
Podréis pensar «claro, es el Holocausto: campos de exterminio, Auschwitz, etc., lógico que sea terrorífico…». Y yo os diré sí, pero no. El director húngaro nos da en éste su primer largometraje, un ejemplo de lo que es tener personalidad propia, conocimiento de lo que se quiere contar y, sobre todo, de cómo se quiere contar. Desde el primer momento observamos un plano desenfocado que nos aleja de la acción general para llevarnos a la mirada de Saúl, el protagonista sobre el que girarán nuestros ojos. El espectador se convierte en un testigo mudo de la barbarie a través de los sonidos y ruidos que casi nunca vemos de dónde vienen, y que sin embargo sabemos muy bien lo que significan.
‘El hijo de Saúl’ sin duda huye de los convencionalismos del género para adentrarse en el individuo dentro de tal escenario. Todo lo que sucede alrededor es igualmente aterrador pero el espectador es Saúl, y todo lo que gira entorno a él durante dos días. ¿Qué consigue el director con ello? Desde luego nos centra en el individuo, ya no falto de esperanza alguna, sino en aquel que se siente muerto en vida. Algunos podrán pensar que el estilo del realizador es muy frío o distante, o que no profundiza en exceso. Y yo solo digo ¿Perdón?
László Nemes da una lección de cine en esta enorme, pequeña y profunda historia; se pueden sacar varias lecturas del argumento que no voy a debatir aquí, cuestiones de fe, de humanidad y en definitiva de propia Historia —más si cabe en estos tiempos que corren—. ‘El hijo de Saúl’ no pretende mostrarnos el Holocausto una vez más, solo nos quiere acercar a una persona que vive en él: lo que ve, lo que escucha, lo que calla y lo que dice… incluso aunque parezca imposible, mostrarnos lo que siente o lo que ya nunca sentirá.