Revista En Femenino

El Ho’oponopono, curándome a mi misma, curo a los demás

Por 9mesesbaby @9Mesesbaby

¿Puede ser posible, que alguien cure a una persona que está enferma, sin siquiera verlo y solo a través de sí mismo? ¿creerías si te dijera que hubo un hombre que curó a un pabellón completo de pacientes criminales con serias patologías (locos) sin siquiera ver a ninguno de ellos?…. suena a leyenda urbana, ¿verdad?, pero con esta técnica de sanación, en Ho’oponopono, esto parece ser posible.

El Ho’oponopono, es un arte hawaiano muy antiguo de resolución de problemas.  Los hawaianos originales, los primeros que habitaron Hawái solían practicarlo. El Dr. Ihaleakalá Hew Len, maestro de Ho’oponopono, dice que estos hawaianos habían venido de otras galaxias. Morrnah Simeona (la maestra de Ihaleakalá) trajo estas enseñanzas y las actualizó para los tiempos modernos y fue la creadora de la Auto Identidad a través de Ho’oponopono. Ella fundó Pacifica Seminars en los años setenta y fue reconocida como una Kahuna lapa´au (sanadora) en Hawái y distinguida como un Tesoro Viviente por el Estado de Hawái en 1983.

Y aquí les cuento esta historia que parece sacada de una película

El  Dr. Ihaleakalá Hew Len fue invitado a trabajar en el Hospital Estatal de Hawaii, donde permaneció por cuatro años. El pabellón donde trabajó, encerraba a los enfermos criminales más peligrosos. Por regla general los psicólogos renunciaban al mes de trabajar allí. La mayor parte de los miembros del personal se enfermaban al poco tiempo o simplemente renunciaban. La gente que atravesaba el pabellón caminaba con sus espaldas contra la pared, temerosos de ser atacados por los pacientes.

dr. len

El dr. Len, acordó tener una oficina y estudiar las fichas de los pacientes y mientras los leía, trabajaba sobre sí mismo. Y a medida que lo hacía, los pacientes mejoraban.

“Luego de unos pocos meses, a los que debían permanecer encadenados se les podía permitir que caminaran libremente”. “A otros, a quienes tenían que mantener permanentemente medicados, se les podía reducir las dosis. Y algunos, que no hubieran tenido jamás la posibilidad de ser liberados, fueron dados de alta”. “No solamente eso, sino que el personal comenzó a disfrutar de su trabajo.”

“El ausentismo y los cambios de personal disminuyeron drásticamente. Terminamos con más personal del que necesitábamos porque los pacientes eran liberados, pero todo el personal venía a trabajar. Hoy ese pabellón está cerrado.”

La pregunta claro, viene sola ¿Cómo pudo lograr esto?

“Simplemente estaba sanando la parte de mí que había creado sus enfermedades”

El Ho’ponopono, significa: amarse plenamente a uno mismo.

Tenemos la costumbre de pensar que somos responsables por lo que pensamos, decimos y hacemos, pero… si es cierto, que en realidad somos uno, que en realidad somos una sola consciencia, entonces, si tú eres yo, ¿no podría curarte a ti curándome a mi mismo?. La mayoría de enseñanzas espirituales parten de este pensamiento y el Ho’oponopono, no es una excepción a ésta regla.

Si deseas mejorar tu vida, debes sanar tu vida. Si deseas curar a cualquiera, aún a un criminal mentalmente enfermo, lo haces curándote a ti mismo.

La siguiente pregunta que nos viene a la mente es, ok, estoy de acuerdo contigo, pero entonces: ¿cómo puedo curarme a mi misma?, ¿Cómo puedo curar a otra persona? Y ¿Qué fue lo que hizo el Dr. Len con esos pacientes? (ahora, recuerda que la palabra “curar” tampoco es la correcta, porque supone que hay una enfermedad y no es bueno reforzar, darle más energía o hacer presente a la dolencia, pero la usamos para que se entienda mejor)

“Simplemente decía ‘Lo siento’ y ‘Te amo’, una y otra vez” explicó él: “Lo siento… Te amo.”

“¿Sólo eso?”

“Sólo eso.”

“Resulta que amarte a ti mismo es la mejor forma de mejorarte a ti mismo. Y mientras te mejoras a ti mismo, mejoras tu mundo.”

Y es que mientras tú te mejores a ti misma, tu “vibración” aumentará y todos a tu alrededor, lo sentirán, es por decir, ¡¡contagioso!!.

Si deseas realizar esta técnica, es muy sencillo, yo lo hago con mi mala, que es un collar con 108 cuentas y lo uso generalmente para recitar mis mantras y con cada cuenta repito: “Lo siento, perdóname, te amo, gracias”.

Cuatro palabras hermosas que se basan en: el arrepentimiento, el perdón, el amor y el agradecimiento.  Así de simple, así de sencillo. Recuerdo que la primera vez que las recité no fui capaz de llegar ni a la mitad de las cuentas, me puse a llorar, a llorar porque sentía que mi alma se limpiaba y ahora lo sé, que limpiándome a mi misma, limpiaba a los demás.

mala

Recuerda mi bella, no hay afuera, no existe en realidad “el otro”, solo existe el adentro, no lo olvides, no te dejes llevar por la ilusión, somos en realidad, solo uno…

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