Peter Jackson vuelve a reventar la taquilla navideña, con el estreno de esta segunda parte de la trilogía que se ha sacado de la manga, adaptando el libro de JRR Tolkien. Decir que es mejor que la primera (que lo es), no es suficiente para pasar por alto algún que otro error, donde el más evidente es que las películas, están estiradas cual chicle, pasando incluso por inventarse personajes, y escenas que nunca estuvieron en el libro.
En esta entrega, recuperamos enseguida a la compañía de los enanos en su aventura. Su meta es conseguir llegar al Reino de Erebor, y poder batir al dragón Smaug, que fue el que saco a los enanos de su hogar. A lo largo del camino, se cruzaran con mil aventuras, y con distintos personajes.
El ritmo de la película es superior al de la anterior entrega, y donde teníamos pasajes bastantes aburridos, aquí los tenemos algo más entretenidos, llegando hasta un gran cliffhanger final, que verdaderamente nos deja con ganas de más. Y como he dicho al principio, aunque la película resulta muy entretenida, sobretodo en su pasaje final, con esos últimos 40-30 minutos protagonizados por el poderoso dragón Smaug, no se puede pasar por alto todo lo que ha hecho Jackson para llenar la saca y tener tres estrenos de una saga, que con dos películas habría quedado más que finiquitada. Inventarse personajes, darle un giro a ciertos pasajes del libro, e inventarse otros, no ha redundado en un beneficio final, sino todo lo contrario, y en cierta manera llaga a alejarnos un poco de la maravillosa aventura de Bilbo Bolsón, que tan bien narro Tolkien en su obra.
Entre los actores, tenemos de nuevo a Martin Freman, perfecto para el papel, lo mismo que Ian McKellen (no puedo imaginarme un Gandalf que no fuera él). Richard Armitage, de nuevo esta muy bien en su papel, y en esta ocasión, recuperamos a Orlando Bloom, que vuelve con su Legolas de El señor de los Anillos. También tenemos a la televisiva Evangeline Lilly (en uno de esos papeles inventados, la elfa Tauriel), y por supuesto, el gran fichaje, es Benedict Cumbertbach, que con la captura de movimiento, y con su voz, son el Dragón Smaug, y el nigromante. Este último, es un punto a favor, pues da una buena lección de como apoderarse de una película, sin ni siquiera tener presencia física real en ella.
Otro punto que podemos abordar, son los efectos especiales. No están tan bien logrados en ciertas escenas. y se nota demasiado el CGI, tanto que alguna pelea de Legolas, me llego a recordar al peor Matrix. Por lo demás, están correctos, aunque creo que se ha abusado de ellos.
En definitiva, la película entretiene, y mucho más que la anterior, así que es completamente recomendable.
El Hobbit: La desolación de Smaug
El Hobbit: La desolación de Smaug Tráiler
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