Editorial: Noguer ediciones Publicación: Octubre 2012 Precio: 15,95€ ISBN: 9788427900301 Páginas: 411 Serie: Miss Peregrine #1
Puntuación: 3,5/5
De niño, Jacob formó una ligazón especial con su abuelo, que le contaba extrañas historias y le enseñaba fotografías de niñas levitando y de niños invisibles. Ahora, con dieciséis años, sufre la inesperada muerte del anciano. Entonces, cae en manos del joven una misteriosa carta que lo empuja a emprender un viaje hacia la isla remota de Gales, en la que su abuelo se crió, para descubrir si todas esas historias que había oído de niño... son reales.
Como podéis apreciar en la portada, uno de los grandes atractivos de El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares es la estupenda e increíble edición. A la mayoría de nosotros nos encanta tener libros con una presencia bonita, aunque al final no deja de ser algo superficial; la historia sigue siendo la misma independientemente de la imagen que la acompañe. En el caso de El hogar de Miss Peregrine -acortaré el nombre a partir de ahora- sí es imprescindible, por lo que no puedo llegar a imaginarme el relato sin la multitud de fotografías que acompañan a la narración. Todas ellas tienen una estética que perturba al lector, consiguiendo que nos adentremos en esa atmósfera sombría y misteriosa. Pero para que entendáis mejor la necesidad de ellas, os contaré un poco de la trama.
El protagonista, Jacob, siempre ha tenido una relación especial con su abuelo, Abraham, al cual admira y respeta. Su infancia siempre estuvo plagadas de fascinantes historias de maravillosos lugares e increíbles aventuras que éste le contaba. La más asombrosa es aquella en la que su abuelo, siendo todavía un crío, es enviado a un hogar para niños en una pequeña isla de Gales. Un lugar encantado donde mantener a los chicos a salvo de los monstruos que les persiguen. El orfanato estaba protegido por un gran pájaro que cuidaba y custodiaba a los niños peculiares. Las pruebas de que aquello tuvo lugar son las antiguas y deterioradas fotografías que aún guarda.
El problema es que Jacob ya no es un niño, y los cuentos de su abuelo han pasado de grandes aventuras a historietas ridículas e inverosímiles. Para mí esta es una de las mejores partes: la extraordinaria relación entre abuelo y nieto, el entendimiento y magia que existe entre ellos, y cómo el paso del tiempo, la vida real y el entorno hacen que deje de verle como una persona única y se convierta en un anciano al que seguirle la corriente... Pero los acontecimientos harán que emprenda un viaje hacia la verdad, en el que intentar compensar a su abuelo de alguna forma.
Pasado este punto es cuando, en mi opinión, la historia da un cambio brusco. Podría decirse que la novela se divide en dos partes:en la primera Jacob intenta comprender y aceptar el misterio, con una narración más densa debido a sus abundantes pensamientos, deducciones y, por tanto, pocos diálogos. Sin embargo esta es la que más me ha gustado, me ha mantenida en tensión, además de aportar un soplo de aire fresco; un algo diferente a cuanto he leído. En cambio, y por otro lado, nos encontramos una segunda parte que, en mi opinión, pierde esa peculiaridad y se hace más predecible, más común y parecido a lo que estamos acostumbrados, a la vez se vuelve una lectura mas ágil y dinámica. El misterio desaparece y hace acto de presencia la fantasía juvenil. Ojo, con esto no quiero decir que sea malo, porque el libro me ha gustado de principio a fin, pero sí que he parado la lectura para soltar un "esto me suena...". Empiezan a aparecer personajes nuevos y de lo más variopintos, a muchos de los cuales he cogido mucho cariño, y descubriremos por fin el misterio de la isla encantada, así como de los niños peculiares. ¡Ah, y Miss Peregrine! A todo esto hay que añadirle un romance que, sinceramente, sobraba. No es que me importe demasiado ya que no es algo especialmente trascendental en la trama, pero sí me ha resultado un poco forzado y extremadamente extraño. No puedo contar nada porque sería spoiler, pero los que los hayáis leído supongo que me entenderéis.
Sigo destacando, y mucho, a Abraham.
Su pasado impregna cada página. Puede que muchos no lo vean así, pero yo he empatizado mucho con él y me ha conmovido su historia, quizá porque percibo un guiño hacia Peter Pan en relación a sus vivencias y la de los niños peculiares. Así como en Jacob, aunque en menor medida, al ir dejando atrás la inocencia, imaginación e ilusión, pero volviendo a recuperarla de nuevo...Por último, decir algo que yo desconocía cuando cerré la última página, y es que se trata de una serie. Esperaré con ganas el segundo, aunque con algunas reservas. El final de Miss Peregrine para niños promete muchas aventuras en el futuro, por lo que me imagino alguna escena de lucha en la que alguien grite: "¡un segundo, golpea más despacio que te hago una foto!" En fin, habrá que ver cómo introduce de nuevo las fotografías en la trama. Lo que también espero con ganas es la adaptación a la pantalla grande de la mano, supuestamente, de Tim Burton.
Puntuación: 3,5/5