Revista América Latina

El holocausto de la salud en colombia

Publicado el 25 febrero 2013 por Polvoegallo
Imagen de protesta por la mala salud en ColombiaHoy 25 de febrero de 2013 he conocido la noticia sobre la propuesta de reforma a la salud, que será presentada por el Gobierno en los próximos días, para el estudio de nuestros honorables congresistas. Espera el Gobierno de Santos que la misma sea aprobada en junio del año en curso.

Leí la entrevista que le hace la periodista María Isabel Rueda al ministro de Salud, Alejandro Gaviria. La verdad, fue poco lo que entendí, por eso no me atrevo a hacer un análisis pormenorizado al respecto de los cambios que habrá.

La percepción ligera que a uno le queda es que, definitivamente, ahora sí todo mejorará. Ante esto no queda más que esperar que todo no sea más que un parto de los montes; que no sea otra más de las acostumbradas actitudes gatopardistas o lampeduasianas: Cambiar para seguir igual, o para empeorar.

Vale señalar que definitivamente fue todo un desastre lo que nos dejó a los colombianos de a pie Uribe con su Ley 100 de 1993. Lo digo porque él fue el ponente absoluto de la misma, en el Gobierno de César Gaviria Trujillo, e implementada en el de Ernesto Samper Pizano. Es decir, el Congreso aprobó y el Gobierno sancionó una Ley hecha al antojo de el señor de las sombras. Desde entonces al pueblo pueblo le ha tocado pasar las verdes y las maduras en cuestión de salud, pues Uribe la diseñó pensando en que los potentados cada día lo fueran más, y los pobres cada vez más metidos en la pitadora. Un típico modelo neoliberal, sin duda; unos pocos convirtiendo la salud de millones de colombianos en sus máquinas para hacer dinero.

En verdad, luego de tal holocausto que ha sido el sistema de salud en Colombia, uno anhela que llegue el día en el cual efectivamente haya una salud digna, equitativa, eficiente, eficaz y efectiva; donde se acaben los paseos de la muerte, que no son más que reflejo de negligencia, indiferencia, deshumanización; donde no se nieguen medicamentos ni la prestación de los demás servicios básicos, con el argumento de que no hacen parte del POS; donde a la gente no la carameleen para darle una cita médica ("Venga dentro de un mes, para darle la cita para dentro de tres meses"); donde no se suministren drogas de mentira (placebos), donde no haya que entutelar para conseguir la prestación de un servicio especializado, donde no haya trampas en la facturación de servicios (sobrefacturación y cobro de servicios no prestados), donde no haya recurso humano (personal administrativo, médicos y paramédicos) sin vocación y mediocres (no generalizo, pues hay muchas personas que sí cumplen con profesionalismo sus funciones), donde no haya maltrato a los pacientes y acompañantes (sin negar que a veces la torta se voltea); donde a un paciente no le operen el pie izquierdo, cuando había que operarle el derecho; donde haya en efectivo control sobre los precios de los medicamentos (no es justo que, por ejemplo, un medicamento que en otro país vale mil pesos, en Colombia valga diez mil, con el pretexto de que es por la tecnología y otros factores achacados a los laboratorios); donde no haya robo ni tráfico de órganos; donde no haya EPS ni IPS de garaje; una salud no politizada ni permeada por la corrupción; una salud donde a la gente de nada le sirva tener un carnet si no recibe los servicios que necesita; una salud que llegue a todos los rincones del país; una salud donde la Superintendencia Nacional de Salud sea efectiva en sus funciones de regulación y control, sancionando de manera ejemplar, no con unas multas chichipatas, a los prestadores de servicios que no lo hagan debidamente; una salud donde no exista esa segmentación o intermediación de servicios (Fulano llega a una EPS, de allí lo mandan a una IPS; como ésta no tiene los servicios necesarios para atenderlo, lo envía para otro lado, y de éste a otro...). En suma, una salud pensada en servirle a la gente, antes que en servirse de la gente; una salud, pues, que priorice al ser humano, antes que al dinero.Ojalá realmente salga del Congreso una reforma a la salud que llene las expectativas de millones de colombianos, independientemente de que sea una maniobra populista de Santos, en su afán de continuar aceitando la maquinaria para su reelección, algo que no está nada fácil (asunto para otro escrito). Ojalá, igualmente, que los congresistas le pongan seriedad al estudio de la iniciativa gubernamental, y aprueben algo que el pueblo llegue a reconocer como positivo. Tampoco importa si ellos también le jalan al populismo, como quiera que en marzo de 2014 tenemos próximas elecciones para el Congreso. Sin una brizna de duda, el sistema de salud en Colombia requiere urgentemente una reforma verdaderamente estructural, antes que meros pañitos de agua tibia. La vida es sagrada, por eso es inadmisible que se juegue con la millones de colombianos.Finalmente, algo importante para tener en cuenta es el hecho de que muchas veces la gente atropellada en sus derechos no reclama, en el típico conformismo (masoquismo) de muchos en nuestro país. ¡Nada de eso!, hay que exigir que se nos respeten nuestros derechos, sea con derechos de petición, tutelas, acciones populares, acciones de cumplimiento y otros mecanismos legales; o, si es el caso, saliendo masivamente a las calles a protestar. Hay muchas herramientas legítimas para hacer valer nuestros derechos. Dice un adagio que "quien no llora no mama, ni porque esté junto a la mama".

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