
La adaptación de Chris Columbus es una versión muy fiel del clásico de Asimov, pero también está realizada con un enfoque familiar y algo lacrimógeno que le resta algo del impacto filosófico que debería tener el relato en la gran pantalla. Da la impresión es que aquí lo verdaderamente importante es aprovechar el impacto de una estrella como Robin Williams y no una reflexión profunda (la duración de la película daría para ello) sobre lo que significa ser humano y las pérdidas y ganancias que ello supone para Andrew.
Respecto al resto de relatos que componen el libro de Asimov, todos se desarrollan en el mismo universo donde están vigentes las leyes de la robótica. Destacan algunos como Razón, en el que lo robots que se encargan de gestionar una estación espacial desarrollan su propia religión partiendo de una lógica parecida a la que hizo surgir las religiones humanas, Lenny, en el que un robot defectuoso desata los instintos maternales de su cuidadora y Necrológica, una estupenda historia de viaje en el tiempo que deriva en la ejecución del crimen perfecto. Entre las curiosidad encontramos en varios relatos el concepto de Multivac, una especie de inteligencia artificial que va recopilando toda la información y sabiduría humanas para finalmente convertirse en una especie de Dios con capacidad de volver a recrear el universo cuando este se extinga.