Revista Espiritualidad
El hombre bueno se fortalece a sí mismo, y luego fortalece a los demás; investiga por sí mismo las causas de todas las cosas y luego las da a conocer a los demás hombres. Pues igual que los artesanos realizan su trabajo sentados en los talleres; aquél que tiene espíritu puro cumple sus deberes aprendiendo para poder luego difundir la verdad. Transmitir pues esta cultura a todo el mundo sin distinción de razas ni categorías. Confucio