Revista Insólito
Supongo que sabéis que no voy a hablar de cine, aunque seguro que conocemos algún personaje que daría para una película. Pero no, hoy os quiero hablar de los "jetas".
El otro día en un programa de radio los tertulianos hablaban de la gente que tiene mucha cara, y los oyentes llamaban para contar casos. Es sorprendente las cosas que es capaz de hacer la gente, consciente o inconscientemente, porque estoy seguro de que ninguno pensamos que somos un "jeta", pero ¿estamos seguros de que no hay nadie por ahí que lo piense?.
De lo que pude escuchar recuerdo el un oyente que contaba el caso de un amigo suyo que era fumador, pero al que nunca había visto comprarse un paquete de tabaco, siempre que lo veía fumar, era un cigarro que le había pedido a alguien. Otro contó el caso de un amigo, del que dio nombre y apellidos, al que conocía de un montón de años, y que nunca había pagado una ronda a los demás cuando se iban por ahí. Cuando se acercaba el momento de pagar siempre se escurría, o al baño, o a hablar con alguien o porque lo llamaban por teléfono.
Mientras escuchaba esos relatos intentaba recordar si yo alguna vez me había comportado de un modo similar, si alguna vez había hecho algo por lo que los demás pudieran etiquetarme de "caradura".
Y vosotros ¿sois unos jetas?, ¿os habéis aprovechado alguna vez de vuestros hijos para aprovecharos en alguna situación?
Os lo pregunto para ver si soy el único que lo ha hecho, aunque desde mi punto de vista estaba más que justificado, pero claro...
Estas Navidades, el día que nos fuimos los tres a Correos para enviar unas felicitaciones, mientras esperábamos que llegara nuestro turno a mi me dio "una necesidad", una de esas que hace que aprietes los glúteos con tanta fuerza que se podría partir una nuez sin problemas.
Pues bien, con la necesidad a las puertas y sin baños públicos cerca, ni en el edificio de Correos, cogí a Cangrejito de la mano y con los goterones resbalando por mi frente me metí en una pastelería muy fashion que hay enfrente.
En cuanto entramos por la puerta los camareros se mostraron muy dispuestos esperando mi pedido, pero lo único que les dije fue:
- ¿el baño?
- Al fondo.
- Gracias
Y me dirigí a paso ligero entre las mesas mientras tiraba de cangrejito que parecía no tener la misma prisa que yo. Al salir, me disculpe y les dije:
- Perdonar pero es que el nene no aguantaba más.
Los camareros me sonrieron y yo me apresuré a salir del local. Para mi era algo justificado, aunque supongo que ellos pensaron que yo era un tío jeta, un caradura, el hombre de la jeta de hierro.
Y tú, ¿eres un jeta? ¿te has aprovechado alguna vez de tu condición de padre/madre?