Revista Cultura y Ocio

El hombre de tiza. C. J. Tudor

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El hombre de tiza. C. J. Tudor
     "La cabeza de la chica descansaba sobre un montón de hojas de color naranja y marrón. 
      Sus ojos almendrados contemplaban con fijeza las copas de los sicomoros, hayas y robles, pero no veían los vacilantes rayos del sol que se colaban entre las ramas y salpicaban de oro el suelo del bosque. No parpadeaban cuando los brillantes escarabajos negros correteaban sobre sus pupilas. Ya nunca verían nada, salvo la oscuridad".
     En mi incansable búsqueda de la novela del verano, hoy traigo a mi estantería virtual, El hombre de tiza.
     Cuando Eddie tiene 12 años conoce a un hombre peculiar. Eso será lo segundo que recuerde de un verano en el que presenció un terrible accidente en una feria. Después de eso comenzó a hacer dibujos con tiza, esos monigotes que todos conocemos se volvieron inquietantes. De hecho les condujeron hasta el cuerpo sin vida de una joven. Ahora han pasado años y Eddie y su pandilla de amigos de la infancia se han vuelto a reunir en el pueblo. Ni siquiera el paso del tiempo les va a permitir escapar de lo sucedido, la historia parece repetirse como si el hombre de tiza volviera a estar entre ellos.
     Dice el propio Stephen King que este libro le recuerda a sus novelas, así que nada que discutirle. De hecho, esa parte ochentera con una pandilla de niños acompañados de la niña de turno, las refriegas, el despertar de la atracción y ese terror que acecha entre lo natural y lo sobrenatural está presente. Si ahora hablamos de un reencuentro en un segundo hilo (en la que Eddie tiene 42 años y es profesor de lengua) que se va volviendo trágica y en la que se descubren secretos y cicatrices, estoy segura de que la mayor parte de los aficionados a las novelas de King, ya ha pensado en It. Y es que es cierto que esta novela bebe de ese King de hace ya unos años que disfrutaba con el terror antes de pasarse a esa narrativa sosegada que viene cultivando cada vez con más asiduidad.
     En esta ocasión El hombre de tiza marca su primera diferencia con la extensión, ya que es una novela de 350 páginas que ha sido además concebida para que el lector no quiera interrumpir su lectura. De hecho considero que uno de sus fallos más acusados es que abusa de ese recurso al final de cada capítulo con frases como "no esperaba que no fuera así" y que pretenden tirar del lector. Tal y como yo lo veo, si una novela despierta el interés del lector no es necesario recurrir a este tipo de trucos.
     En cuanto a la trama, como ya he comentado alguna vez, son novelas que deslucen a medida que cumplimos años los lectores y nos hacemos más exigentes. Un argumento como este, que bien hubiera podido definir como efectivo hace unos años, ahora se me antoja casi previsible a grandes ratos. No obstante no haré de ello una falta ya que, y esto es opinión propia, considero que el autor ha querido hacer con su novela un homenaje no sólo a King sino también a todos aquellos libros que hace ya treinta años iban en la mano de la inmensa mayoría de los lectores. Y, concebido como tal, ha sido una lectura que he disfrutado entre visos de nostalgia. Quizás por eso, y acostumbrada no lo negaré a los guiños de Stranger Things, me ha faltado un poco de ambientación con esas cosas reconocibles que nos ubican automáticamente en el tiempo.
     No considero que El hombre de tiza sea la novela del verano, pero sí que es una opción entretenida para pasar un par de tardes durante las vacaciones. Y eso, por mucho que haya quien reniegue, ya es mucho. La lectura como entretenimiento.
     Y vosotros, ¿qué buscáis en los libros?
     Gracias.

Volver a la Portada de Logo Paperblog