El crecimiento y fortalecimiento espiritual es comparable en ciertos aspectos a la preparación física. El propio testimonio sobre Jesucristo y el conocimiento de las escrituras no se logran de un día para otro, así como jamás el saber humano ha crecido espontáneamente. Hasta las más curiosas casualidades que se han dado en el progreso científico han surgido de procesos de preparación que buscaban resultados diferentes a los obtenidos. Del mismo modo, nuestra preparación espiritual habrá de ser continua si no queremos perder los avances que hayamos podido lograr.
En el siguiente mensaje, dos jóvenes atletas comparan su entrenamiento físico con su preparación espiritual.
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