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El hombre en la Reserva de Urdaibai

Por Qnatur
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Por su clima templado y abundancia de recursos naturales, el territorio que ocupa la Reserva de la Biosfera de Urdaibai ha estado poblado desde el paleolítico. Sin duda, uno de los yacimientos más celebres y singulares es la cueva de Santimamiñe, en la margen oriental de la ría, que estuvo habitada desde la última glaciación, hace 15.000 años, hasta la edad de bronce. Alberga importantes pinturas rupestres que representan las especies presentes en la época, como bisontes, osos, caballos ó ciervos. También hay yacimientos neolíticos en Busturia (Pareko Landa) y Forua (Ginerradi).

Los caristios, eran el pueblo prerromano que ocupaba este territorio. Entre los restos que nos han llegado de ellos destaca el castro amurallado de Monte Arrola (siglos IV a.C. – I d.C.), en la margen derecha de la ría. Es visitable y cuenta con un interesante centro de interpretación.

Los romanos también sometieron y explotaron este territorio. El asentamiento romano de Forua, cerca de Guernica, es el más importante descubierto hasta la fecha en la provincia y es uno de los mejor conservados de toda la cornisa cantábrica. Incluye una fundición de hierro, lo que junto con el hallazgo de un puerto romano en la ensenada de Portuondo, atestigua que esta comarca fue utilizada y explotada por los romanos entre los siglos I y IV d.C.

De la época bajo medieval apenas hay información, pero se sabe con certeza que los moros no llegaron hasta aquí. Hay más información a partir del siglo XI, cuando este territorio se encontraba bajo jurisdicción del monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja).

A lo largo de los siglos XII y XIII, los reyes castellanos promueven la creación de puertos en el cantábrico (Santander, Castro Urdiales, Laredo, Bermeo, San Sebastían, Guetaria, etc.) a los que conceden importantes exenciones fiscales para promover el comercio y desvincularlos del poder monástico. Así es como en el S XIII el Señor de Vizcaya otorga el título de villa a Bermeo y le concede fuero propio.

Durante siglos, Bermeo fue un importante y próspero puerto pesquero y comercial, desde donde se exportaba una parte importante de la lana castellana. Para hacernos una idea de su importancia, en esta época Bermeo estaba amurallado y contaba con una treintena de casas torre, de las que solo nos ha llegado la Torre de Ercilla, actual sede del museo del pescador.

El hombre en la Reserva de Urdaibai

Simultáneamente se desarrolló un importante eje comercial a lo largo de la margen izquierda de la ría, que desde Bermeo llegaba hasta Guernica, en donde enlazaba con la meseta a través del camino Durango-Vitoria. Hacía el interior se comercializaban los productos descargados en Bermeo, así como productos pesqueros, mientras que dirección contraria se trasegaba, entre otros, con vino, aceite, vinagre, trigo y sal. Asociado con el control de esta ruta, en Busturia se puede visitar la Torre de Madariaga (S XIV), que hoy acoge al centro de la Biodiversidad de Euskadi.

A comienzos del S XIV se funda Bilbao, un puerto más resguardado y más próximo a Burgos, uno de los principales mercados de la lana castellana. Al igual que a Bermeo, para potenciar su puerto también se le concedieron exenciones fiscales.

Poco a poco Bilbao fue ganando importancia hasta que en 1602 arrebata a Bermeo el título de cabeza de Vizcaya. A pesar de ello, Bermeo mantuvo su pujanza, y entre los siglos XVI y XVIII mantuvo la importancia comercial y pesquera, lo que generó una gran industria auxiliar (astilleros, salazones, escabeches, etc.) que se refleja en un gran crecimiento urbano. Mundaca, situada en la bocana de la ría, también tenía industria pesquera y conservera, mientras que Guernica era una estratégica encrucijada de caminos.

Este desarrollo histórico sentó las bases para que a finales del siglo XIX pudiera haber un auge de la actividad industrial en la margen izquierda de la ría, a lo que contribuyó de forma decisiva la construcción del ferrocarril de Bermeo a Amorebieta, en donde conectaba con la línea Bilbao-San Sebastián, lo que daba una rápida y fácil salida a las producciones.

A diferencia de la margen izquierda de la ría, la margen derecha permaneció ajena al impulso industrializador del siglo XIX, por lo que mucha gente abandonó las aldeas para dirigirse a Bilbao u otras localidades cercanas en busca de oportunidades. Por ello, en esta margen la densidad de población es hoy menor y el paisaje se encuentra mejor conservado.

La actividad agrícola se mantiene en toda la comarca, lo que sin duda contribuye a la conservación del paisaje de la Reserva de la Biosfera. Hoy en día se producen productos de gran calidad y renombre, como los pimientos y alubias de Guernica, además de otros productos hortofrutícolas.

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