“El hombre es un lobo para el hombre”, decía Thomas Hobbes, y el estado de naturaleza es el de la “guerra de todos contra todos”. Ése es el aterrador punto de partida para los seres humanos desde el cual vamos transitando a lo largo de lo que Norbert Elias denomina “proceso civilizador”, el que nos irá permitiendo cambiar nuestros miedos originales y primarios por el sentimiento de seguridad. Este proceso, que es el que fundamentalmente discurre entre la Edad Media y el Renacimiento, y sigue después hacia delante, es el que pone en sintonía factores como el del progresivo monopolio de la violencia por parte del Estado con el del correlativo aumento del autocontrol sobre los comportamientos individuales. Y asimismo, el aumento de las relaciones comerciales, de más largo recorrido cada vez, así como la división del trabajo y la consiguiente interdependencia entre los hombres, progresivamente mayor, resultará que son correlativos con la consideración de las consecuencias futuras de los propios actos personales, y, en general, con una nueva consideración del tiempo futuro.