El hombre invisible y las consecuencias de nuestros deseos
Los seres humanos siempre hemos deseado tener algún tipo de poder extraordinario, como los de los superhéroes de los personajes de los cómics. Pero tal y como decía el tío de Peter Parker en Spiderman, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Eso es lo que no advertimos cuando deseamos según que poderes. No nos damos cuenta que tener algún tipo de poder extraordinario tiene consecuencias. Tal vez por eso el protagonista de El hombre invisible no vea lo que se le viene encima cuando logra transformar su cuerpo.
H.G. Wells, el escritor que “creó” la ciencia ficción, relató en 1897 las desventuras de un misterioso hombre que un día aparece en un pequeño pueblo inglés. Imaginad a un hombre que se oculta bajo varias capas de ropa y un sombrero, que oculta su rostro con vendas y unas gafas muy peculiares. ¿Qué pensarías de él? Sería difícil no fijarse en lo que hace o dice, y más cuando le conoces en persona y descubres que es un personaje arisco y desagradable. Eso es a lo que se enfrentan en un primer momento los habitantes de Iping, el pueblo en el que el misterioso hombre aparece un día.
Wells logró nuevamente llamar la atención con una historia que se escapaba a su tiempo, y en realidad a cualquier otro tiempo futuro. Seguramente muchos hemos pensado alguna vez qué podríamos hacer si fuéramos invisibles, pero también es seguro que no hemos pensado en sus consecuencias. Pues Wells ya las pensó por nosotros. Nos enseña que, como decía el tío Ben, la invisibilidad es un gran poder que conlleva grandes responsabilidades, entre otras cosas porque nos condena a saber que podemos hacer casi cualquier cosa, incluidas las éticamente reprobables. El hombre misterioso, un científico que para su desgracia logra hacer invisible su propio cuerpo, se va dando cuenta poco a poco. Va descubriendo que lo que deseó, lo ha condenado. Es cuestión de pocas páginas descubrir que no hará el bien con su extraordinaria habilidad, y eso lo convierte en el “malo de la historia”. Un tipo que al principio despierta nuestra curiosidad por el misterio que le rodea, pero que se va convirtiendo en un ser desagradable.
El cine ha ido creando historias en torno a personajes con ese poder, y pese a no haber visto todas esas películas, imagino que en casi todas se dibujará una realidad, la del ser invisible que hace el mal. Recuerdo una película llamada El hombre sin rostro, en la que su protagonista, un científico bastante arrogante y desagradable, como el protagonista de la novela de Wells, logra hacer invisible su cuerpo. Como es de esperar su experimento lo condenará a convertirse en un ser que perderá toda percepción de lo que está bien o mal, amparado en su casi impunidad invisible.
La novela de Wells es impactante desde el primer momento. Está rodeada de misterio porque no conocemos el pasado de su protagonista. Aparece en las primera líneas del libro en mitad de un pueblo, vestido de la forma más enigmática que podamos imaginar. Parece querer ocultarse de las miradas de los habitantes. Necesita pasar desapercibido para continuar con sus experimentos, aunque evidentemente no lo logra. Luego vamos descubriendo que además de ser un científico arrogante y un tanto desquiciado, también es un ladrón que se oculta en su propio poder. Y todo esto convierte la lectura de El hombre invisible en algo demasiado atractivo como para dejarlo pasar.
La próxima vez que desees algún tipo de habilidad sobrenatural, piensa en las consecuencias. Y si no fijate en “el hombre invisible”. A él no le fue tan bien como esperaba.
El hombre invisible
H.G. Wells
Alianza Editorial. Colección Biblioteca Juvenil. (2002)