Mathieu es un joven que trabaja en una empresa de mudanzas pero que sueña con ganarse la vida como escritor. Tiene un libro terminado, pero es rechazado por una editorial que no ve ningún talento en él. Un día, teniendo que trasladar todos los enseres de la casa de un hombre mayor que acaba de fallecer, Mathieu encontrará un manuscrito que cambiará su vida.
Dicen tanto el director como el protagonista en sendas entrevistas que con El hombre perfecto (Un homme idéal) pretendían crear un thriller de atmósfera tensa y angustiosa. Aunque la premisa tiene potencial, en mi opinión no consiguen su objetivo, ya que la película se mueve dentro de un tono bastante europeo con el que no he conseguido conectar, resultando mucho más frío y desapasionado que la mayoría de thrillers americanos que nos llegan. Esto no impide que el ritmo de la película sea lo suficientemente adecuado para mantenernos interesados. Estamos ante una de esas cintas que puede disfrutarse medianamente, aunque la trama deja una sensación de déjà vu y al final nos queda un cierto regusto a telefilme.
La dirección de Yann Gozlan es bastante plana, quedando totalmente supeditada a un guión que no termina de ser original y que puede recordarnos poderosamente a obras como El talento de Mr. Ripley. Tal vez lo más destacado lo encontramos en la interpretación de Pierre Niney, que resulta muy convincente en un papel complicado por la gradual transformación que requiere su personaje.
Lo que me llevó a ver esta película es la mención en alguna reseña del nombre de Alfred Hitchcock como gran inspiración para su creación. No sé cuál será la formación del crítico que hizo tal comparación, pero yo digo aquí y ahora que cualquier parecido de esta película con las del popular director británico es pura coincidencia, y aquí ni siquiera eso. "El hombre perfecto" es un thriller, sí, pero su impronta es bastante insustancial y al final queda destinado a ser consumido preferentemente en horarios de mediodía. Se deja ver, pero poco más.
Mi nota: 5