¡Hola, amig@s!
Al libro que hoy os traigo podríamos referirnos como historia novelada, ficción histórica o biografía novelada pero, sea cual sea el apelativo con el que queramos etiquetarlo, en lo que sí coincidiremos es en que es un gran libro, un estupendo libro.
La historia que nos cuenta El hombre que compraba gigantes se centra esencialmente en la vida de Agustín Luengo Capilla, nacido en Puebla de Alcocer (Badajoz) en 1849. No era Agustín un gigante mitológico- aunque se alude a él en varias ocasiones como Polifemo- ni el personaje de un cuento infantil. Fue Agustín un gigante de carne y hueso, nacido en el seno de una familia muy humilde y aquejado de acromegalia, que le provocó el crecimiento desmesurado de sus extremidades y llegar a medir 2,35 m. Con apenas doce años fue entregado a un circo por sus padres, para que conociese mundo y se hiciese un hombre, en donde lo exhibirían como una atracción más. Sus progenitores encontraron el acuerdo doloroso pero ventajoso...
"- Le puedo dar setenta reales, dos hogazas de pan blanco, un saco de media arroba de arroz, dos medidas de miel del Alentejo, una garrafa de aguardiente de Cazalla de la Sierra y dos paletas de las que curan en Frenegal. Con eso tienen casi hasta el invierno que viene. Ustedes dirán."
Agustín Luengo Capilla (1849-1875)
Eusebio dos Santos Marrafa, el portugués que hizo la oferta, era el dueño del Circo Luso, el que sería el nuevo hogar de Agustín durante años y en donde se sentirá arropado, importante, con la sensación de estar formando parte de algo. Los miembros de la compañía, serán su nueva familia. Y con ellos se mostrará Agustín como una persona amable, sensible, con terribles carencias afectivas, amante de los niños, a los que adora, y que sueña con tener una familia y sus propios hijos. ¿Se podrán acaso hacer realidad sus sueños?El que el presidente Cánovas del Castillo vea su exitosa actuación, que el recién entronado rey Alfonso XII esté interesado en verlo y que de este modo llegue a conocer al doctor don Pedro González de Velasco- quien le hará una muy peculiar propuesta- parece que finalmente le abrirá las puertas de una vida cómoda en Madrid y le hacen mantener las esperanzas. Pero Madrid está lleno de tentadoras ofertas de ocio y Agustín está ávido de experiencias, de cariño, y es quizá demasiado joven e ingenuo."Algunas mujeres se santiguaron y más de la mitad de la concurrencia se retiró: 'Es un daguerrotipo, vámonos', le dijo un hombre anciano a su señora, antes de alejarse de allí temiendo el robo de su alma por aquel artefacto. Se decía en el pueblo que eso fue lo que le sucedió a un turronero de Castuera, tonto después de sufrir el fogonazo de polvo de magnesio cuando le tomaban una foto, que así siguió hasta que el obispo de Badajoz en persona le despabiló, hisopo en mano, con agua recién bendecida. Sin embargo, los que conocían bien al castorano sabían de sobra que ya había venido al mundo con poco seso."
Museo Antropológico y retrato del doctor Velasco
Los personajes de mayor relieve, aparte de Agustín, y más decisivos en el transcurrir de la existencia de el gigante extremeño serán Marrafa- hombre justo y serio, que tenía interés económico en él pero también sincero afecto- y el doctor Velasco- hombre de ciencias y toda una leyenda en el Madrid del siglo XIX por ciertas tendencias necrófilas. Velasco estaba construyendo el Museo Antropológico con sus propios medios- como arquitecto contaba con el marqués de Cubas- y en él quería colocar una de sus grandes obras, el cuerpo embalsamado del gigante de Alcocer. (Y allí puede verse hoy en día su esqueleto y el vaciado de su cuerpo).Pero además de la historia en sí, un aspecto a destacar de la novela es el estilo impecable del autor. Un estilo nada complejo pero un tanto arcaizante, con rico vocabulario magistralmente escogido, que logra reflejar el período en el que se encuadra la historia y que le da un sabor especial, el delicioso sabor de lo añejo."Agustín acudía todas las mañanas para aprender a leer. Estaba encantado y aprovechaba el tiempo de clase más que ningún otro alumno, deseoso de leer cosas muy grandes de todos aquellos signos diminutos (...) y soñaba con poder escribir algún día un poema a su amada. Tenía muchas ganas de leer historias de caballeros y damas, de guerras en ultramar y de aprender de memoria los cuentos para luego contarlos a sus hijos antes de dormir."
Luis C. Folgado de Torres
La novela de Luis C. Folgado, contada en tercera persona por un narrador- cronista, es un libro bello, con una prosa muy cuidada que da tono a ese retrato de una época, la de una España agónica, de miserias y supersticiones, de bandoleros asaltadores de caminos, de sacamantecas y de hambre, y la de un Madrid bullicioso de tabernas y casas de tolerancia,... El hombre que compraba gigantes es un fresco de tonos grises, los de los ambientes pobres que en él se describen, pero también con las pequeñas pinceladas de color con las que la amistad, la ternura y el amor pueden iluminar breves momentos de la más triste existencia.Siento cierta predilección, lo reconozco, por estas historias que muchos denominan pequeña historia pero que es la más grande, la de aquellos hombres y mujeres que no han ganado grandes batallas o realizado memorables hazañas, que no son recordados como héroes más allá de la gesta de intentar llevar una vida digna, una vida simple, como la de cualquier otro.
Muchas gracias a Luis C. Folgado por esta magnífica novela, envolvente e hipnótica, y dar protagonismo y visibilizar tan bellamente al hombre que se esconde detrás del gigante.
Podéis ver el bonito booktrailer en esta entrada que hice en su momento presentando la novedad editorial y AQUÍ, o picando en el banner de abajo, os dirigirá a la entrada del SORTEO activo en el blog de DOS EJEMPLARES de la novela y de unas chulas libretitas de notas que podéis ver AQUÍ.
¡Gracias por vuestros comentarios! Nos leemos...