Revista Cultura y Ocio

‘El hombre que estaba allí’

Publicado el 22 enero 2014 por Joaquín Armada @Hipoenlacuerda

Diario Ahora asesinato teniente Castillo y Calvo Sotelo

En esta primera página del diario ‘Ahora’ está todo el oficio y la ética del que, para los mejores, ha sido el mejor periodista español del siglo XX. Es martes, 14 de julio de 1936, y sólo quedan tres días para que el golpe de Estado contra el gobierno de la República se inicie en el Protectorado marroquí. El domingo, dos hombres han sido asesinados en Madrid por sus ideas políticas. La noticia no se publica hasta el martes porque el lunes los periódicos descansan.

Manuel Chaves Nogales, que dirige el diario ‘Ahora’, divide la portada en dos. A la izquierda, el primer asesinado: el teniente de los Guardias de Asalto José Castillo, simpatizante socialista. A la derecha, el ex ministro de la CEDA y diputado José Calvo Sotelo, ejecutado horas después como represalia. Mientras muchos periódicos defienden a su muerto, Chaves recuerda a los lectores que estos dos hombres que nos miran a la cara son los muertos de todos, que sus asesinatos son igual de execrables, que “hay que cerrar definitivamente las esclusas de la violencia y el barro”.

Los generales que conspiraban desde hacía meses no le escucharon. Los vencidos en la guerra que siguió tampoco le reivindicaron. Pero en el elogio de esta portada única coinciden Soledad Gallego-Díaz, Antonio Muñoz Molina, Jorge Martínez Reverte y Andrés Trapiello, que llega a su entrevista con un ejemplar de aquel ‘Ahora’ bajo el brazo. “Compara lo que escribió mucha gente, – dice Muñoz Molinacómo mucha gente se llevó llevar – porque es muy fácil dejarse llevar por la idiotez, por el fanatismo -. Lo asombroso de este hombre es que en medio de esas circunstancias – y no retrospectivamentemantuvo una claridad mental, una elegancia de estilo y una lucidez política completamente insobornables”.

Manuel Chaves Nogales

Escribo “dice” porque Muñoz Molina habla a la cámara, mientras Daniel Suberviola y Luis Felipe Torrente le entrevistan para dar forma a El hombre que estaba allí’, el primer documental sobre Chaves Nogales, rodado con más voluntad que medios en un piso vacío con una Remington de atrezo. “Es raro – dice Trapielloque nadie se preguntara nunca durante cincuenta años qué ha sido de Chaves, qué hemos hecho con Chaves. En una novela policía esto sería lo primero que nos llamaría la atención”. Todavía hoy, Chaves Nogales, cuya obra está más viva que nunca en las librerías, sigue siendo un desconocido para demasiados. Andrés Trapiello, fascinado por el prólogo magistral de ‘A sangre y fuego’, convirtió la segunda edición de  ‘Las armas y las letras’ (1994) en el mejor altavoz que Chaves había tenido tras décadas de olvido. Antes, mientras, ahora, Pilar Cintas se sumergía en las hemerotecas para rescatar los artículos de Chaves y regalarnos esa maravilla que es su obra periodística (casi) completa, que ya va por los tres volúmenes en la última edición, sin duda los más importantes que haya publicado nunca una diputación.

Una exageración, tal vez, como las que a veces decimos todos los que admiramos a Chaves y maldecimos a nuestros profesores por no descubrírnoslo. Corremos el riesgo de convertir a Chaves en lo que nunca fue, ni quiso ser, un santo. Sólo hasta la cuarta entrevista de ‘El hombre que estaba allí’ escuchamos por fin que no fue Chaves sino Eugenio Xammar, colega y periodista a sus órdenes en ‘Ahora’, nuestro hombre en el Berlín nazi.  Es Jorge Martínez Reverte quien, después de decir que Chaves es el mejor periodista español del siglo XX, nos cuenta que fue un tipo mimado por sus jefes, y por él mismo, y que gracias a esos mimos profesionales pudo recorrer Europa en avión, entrevistar a los rusos blancos exiliados en Francia, escribir la biografía de Belmonte… cumplir su lema de “andar y contar”. Como el tipo sobrio que disfruta la fiesta con la copa aún medio llena, Reverte nos avisa de que la alegría por recuperar un nuevo texto de Chaves, puede hacernos creer que La defensa de Madrid’ está a la altura de La agonía de Francia’.

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De todas las entrevistas, la más conmovedora es la de la hija mayor del periodista. Pilar Chaves Jones vio cómo un día su padre abandonaba su casa de exiliados en París para escapar de los nazis que le perseguían en París. Nunca se reencontraron. El periodista moriría en Londres, unos meses antes de que los aliados desembarcasen en Normandía. No tengo dudas de que Chaves, que tan bien contó la fulgurante caída de Francia en 1940, habría narrado de forma magistral el avance aliado. Pero en la entrevista a Pilar no es al mito al que vemos sino al hombre, el padre cuya pajarita aún guarda su hija como un tesoro, como una niña.

 ‘El hombre que estaba allí’. Daniel Suberviola y Luis Felipe Torrente. Editorial Libros.com. Berlín, 2013. 155 páginas, 26 euros.

Pd.: El dvd que acompaña el libro contiene las únicas imágenes en movimiento de Chaves Nogales… hasta ahora. Aunque se descubrieron hace apenas unos años, no eran inéditas cuando emprendieron su documental. Pero nadie antes que ellos supo mirar en los márgenes y descubrirnos al hombre que estaba allí, el día en que Niceto Alcalá Zamora fue proclamado presidente de la Segunda República. Sólo por ese saber mirar se merecen estar nominados al Goya al mejor corto documental. ¡Enhorabuena!


‘El hombre que estaba allí’


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