Este es el caso de PH, quien viendo la televisión percibió que la imagen y el sonido estaban desincronizados. Pronto descubrió que no solo todas las televisiones emitían a destiempo sino que la voz de su hija no se correspondía con el movimiento de sus labios.
Esta fue una razón por la que PH se convirtió en un objeto de estudio. Al fin y al cabo, la luz y el sonido no solo se transmiten a distinta velocidad por el aire, sino que siguen distintos recorridos en el cerebro. No es extraño que, aunque los impulsos nerviosos sean muy veloces y las distancias cortas, una señal pueda llegar a su destino antes que la otra, teniendo que intervenir el cerebro para coordinarlas. Este caso produjo dos preguntas opuestas pero relacionadas: ¿Cómo se produjo la desincronización en PH? Y ¿Cómo se produce la sincronización en un sujeto sano?
En el caso de PH, percibía el sonido 200 ms antes que la visión. No solo eso, sino que cuando hablaba oía el sonido antes de notar los movimientos de su mandíbula. Esta descoordinación aumentaba con el cansancio. En el 2007 se operó de miocarditis, una inflamación en la envoltura del corazón, y al año siguiente fue diagnosticado con miastenia gravis. Aunque este problema sucedió 2-3 meses después que la miastenia, se desconoce hasta qué punto están relacionados.
Al conocer su caso, se sometió a una batería de pruebas que demostraron que no tenía anormalidades neurológicas y además poseía un cociente intelectual por encima de la media. Tan solo se registró una pérdida leve de audición a las frecuencias altas. La resonancia magnética mostró dos pequeñas lesiones, una en el mesencéfalo superior y otra en la mitad del tronco cerebral.
Pero lo más interesante ocurrió cuando fue puesto a prueba con la ilusión McGurk. En esta ilusión, como podemos ver en el vídeo inferior, podemos percibir distintas sílabas según lo que veamos, aunque el sonido realmente sea el mismo. Lo sorprendente es que lo lógico sería pensar que, si PH oye el sonido 200 ms antes de que perciba el movimiento, tan solo habría que rezagar el sonido para que pudiera oírlo en sincronía, pero se descubrió que era al contrario: el sonido tenía que producirse 200 ms antes que el movimiento para que PH los percibiera coordinados y pudiera notar la ilusión McGurk. Dicho de otra manera, había que adelantar aún más el sonido a la imagen.
Aunque no se ha encontrado ningún caso de las mismas características, la asincronía no parece una situación extraña, ya que durante el estudio descubrieron que otros sujetos también la tenían, aunque no eran capaces de percatarse. Podría ser que solo fuera apreciable ante las condiciones de laboratorio.
Según el principio de Segal, "Un hombre con un reloj siempre sabe la hora que es; un hombre con dos relojes, nunca está seguro". Parece ser que el cerebro tiene varios "relojes" internos y este percibe que distintos elementos ocurren en momentos diferentes. Para PH, uno o varios de esos relojes podrían haberse retrasado debido a la lesión. La desincronización pudo ser muy grande o súbita para ser ignorada o para adaptarse, haciendo que sea consciente de ello. Aunque PH que se ha terminado acostumbrando a ello, ya que no esperaba envejecer sin problemas, el oír su propio voz antes de tiempo simplemente le parece extraño. No siente como si otro controlara lo que dice. Por su parte, el autor del estudio confía encontrar una manera de ralentizar la audición de PH para que concuerde con lo que ve.
Fuente
- Elliot D. Freeman et al. Sight and sound out of synch: Fragmentation and renormalisation of audiovisual integration and subjective timing Volume 49, Issue 10, November–December 2013, Pages 2875–2887 doi:10.1016/j.cortex.2013.03.006
- Newscientist