Cuando hablamos de viajes en el tiempo es difícil no acudir a alguna imagen icónica de la cultura popular, quizás a Back to the Future, pero mientras que ir al pasado y tratar de cambiarlo es bastante complicado (al menos hasta que no tengamos un condensador de flujo), lo cierto es que se puede viajar a diferentes velocidades hacia el futuro.
Un ejemplo de ello lo podemos encontrar en algo cotidiano y real: los satélites del Sistema de Posicionamiento Global. Si no fuera por las calibraciones incorporadas, los relojes atómicos GPS ganarían 38 microsegundos sobre los relojes terrestres todos los días, lo que reduciría su precisión de ubicación. Un dato: los relojes en la Tierra funcionan un poco más lento que los satélites en el espacio.
¿Por qué ocurre esto? La razón se debe a la dilatación del tiempo, tal y como describen las dos teorías de la relatividad de Einstein. Según la teoría especial, cuanto más rápido se mueve un objeto en relación con otro, más lento es el tiempo. En el caso de los satélites GPS que se acercan a la Tierra, este efecto corta siete microsegundos de sus relojes diariamente (en relación con los relojes en la Tierra).
El segundo efecto, explicado en la teoría general de la relatividad, involucra la gravedad. Los relojes más cercanos al centro de una masa gravitacional, como la Tierra, marcan más lentamente que los que están más lejos. Los satélites GPS orbitan 20.100 km sobre el suelo, y como resultado tienen 45 microsegundos adheridos a sus relojes por día. El resultado neto de los dos fenómenos relativistas nos da 38 microsegundos, la misma cifra que los ingenieros han tenido en cuenta con la tecnología GPS.
Así que con estos datos e información, toca hablar del cosmonauta ruso Sergei Krikalev, a su vez el viajero en el tiempo más prolífico del mundo, ya que ha viajado en el espacio más que la mayoría de los humanos con un tiempo total en órbita de 803 días, 9 horas y 39 minutos, y en realidad ha viajado en el tiempo (en su propio futuro) 0.02 segundos.
Cuando los astronautas y los satélites orbitan la Tierra, están un poco más alejados del centro del planeta (en comparación con las personas en el suelo), y por tanto experimentan menos dilatación del tiempo gravitacional. Esto significa que el tiempo de los astronautas correría un poco más rápido, y cuando regresan a la Tierra, tendrían que regresar al pasado en comparación con cuando estaban en el espacio.
Sin embargo, la dilatación del tiempo debido a la velocidad significa que los relojes para los astronautas en el espacio son un poco más lentos en relación con las personas que están en el suelo. Cuando vuelvan a la Tierra, tendrán que ir un poco hacia el futuro para ponerse al día con los relojes.Dicho esto, con nuestra tecnología actual que limita (dilata) las velocidades de los astronautas, estas diferencias son minúsculas. El mejor ejemplo lo tenemos al observar que después de 6 meses en la EEI, un astronauta ha envejecido menos que los de la Tierra, pero solo alrededor de 0.007 segundos. Los efectos serían mayores si pudiéramos lograr que la ISS orbitara la Tierra a una velocidad cercana a la de la luz (aproximadamente 300.000 km/s), en lugar de la velocidad real de aproximadamente 7.7 km/s.
Esta es la razón por la que, si sumas la velocidad acumulada, el cosmonauta Sergei Krivalev ha viajado en el espacio esos 0.02 segundos. Y no solo eso, al convertirse en el segundo ser humano que ha pasado más tiempo en el espacio, Krivalev también se convirtió en el denominado “último ciudadano de la Unión Soviética”, ya que entre 1991 y 1992 pasó 311 días a bordo de la estación espacial Mir.
Durante ese período la Unión Soviética se derrumbó, por lo que partió de la Tierra como ciudadano de la Unión Soviética y aterrizó como ciudadano ruso. [Half as Interesting, Wikipedia]
Fuente: Gizmodo
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