España es un país de puteros. En el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre Actitudes y prácticas sexuales, de 2008, el 24,6% de los hombres reconoció haber tenido alguna vez en su vida relaciones sexuales con una persona a la que habían pagado por ello. Un porcentaje que, con toda seguridad, es más elevado y es, con bastante diferencia, el mayor de Europa. Pero lo más preocupante de todo es que está aumentando. (...) Como explica Gómez, somos un país en que apenas ha habido una educación afectivo-sexual que criticara la relación de explotación que existe cuando un hombre paga por tener sexo con una mujer. Cuando se habla de prostitución la mayoría de hombres dicen siempre lo mismo: “Mientras sea libre y consentido no me parece mal”. El problema es que la inmensa mayoría de las mujeres que practican la prostitución lo hace porque no les queda más remedio. (...) La prostitución responde a una relación de poder, del hombre hacia la mujer. El hombre cree mostrar su virilidad, su fortaleza comprando sexo de pago, aunque en realidad, como asegura la psicóloga, lo que muestra es una debilidad: “Todo eso es un síntoma de que algo está fallando en ti, es un gesto de debilidad porque no quieres enfrentarte a un igual”.El Confidencial, 2015.