Revista Mundo animal

El Hombre y la Tierra: Doñana( IV)

Por Alvalufer

Concluyo la serie dedicada a Doñana con esta última cuarta parte. Todo un honor que 4 emisiones de la mítica serie de Félix Rodríguez de la Fuente se dedicasen a este paraíso natural andaluz. El hecho de ponerlo ahora es porque lo que se relata en este episodio transcurre en verano, entre hierbas secas, escasez de agua y un calor difícilmente aliviable, salvo por la vital sombra de algún gran árbol. En esta época, con ” los calores”, poco hago por el campo, salvo volver a casa lleno de semillas ganchudas en los calcetines y asarme vivo. Salvo al atardecer, o causas muy concretas que me motiven, no suelo frecuentar pinares ni encinares. Desde junio a septiembre, mis dosis de naturaleza- sin las que no puedo vivir-,  las tomo entre dunas, playas y marismas; allí se me hace más llevadero el sofoco.

El Hombre y la Tierra: Doñana( IV)

En la comarca de Doñana, en verano, un núcleo urbano, que todo hay que decirlo, nunca debió existir, toma el protagonismo. Es época de turismo veraniego, de chiringuito, sol y playa, y con el boom de este estilo de turismo durante el Franquismo Doñana estuvo en serio peligro. Quisieron construir urbanizaciones en pleno corazón de la reserva, en la punta frente a Sanlúcar de Barrameda, más recientemente en el Asperillo( con grandes manifestaciones que hoy agradezco, ya que disfruto de esta fantástica playa sin edificios); pero no pudo conseguirse lo que sería un hito a nivel europeo, unos 50 kms. sin urbanizaciones de veraneo, sin presión humana, algo que hubiera dado infinita posibilidades sostenibles a la zona: se creó Matalascañas. Matalascañas es la zona de veraneo de sevillanos en Huelva, la carretera que partió en dos estos ecosistemas doñanescos ha originado a lo largo de las décadas muchas muertes de linces además de atascos y molestias. Por no hablar  de los usos del agua, que repercuten notablemente en el malherido acuífero 27, el acuífero de Doñana.

Volviendo a lo natural, es una época en la que disfrutar de la cría de muchas aves, de ver cómo crecen día a día los polluelos. También es época en la que multitud de reptiles te sorprenden, no es extraño mover con un palo un arbusto cualquiera y que te salte una culebra bastarda, una de escalera, o un lagarto ocelado. Buenos ” respingos” he dado por esto.

Muchos conejos mueren por enfermedades como la mixomatosis, los milanos se aprovechan de la cantidad de presas fáciles y se dan un festín, al igual que otros muchos carnívoros. Buenas zonas para observar esto son los espacios de alimentación suplementaria para los linces, siempre sobrevolados por milanos y otras rapaces.

Por otro lado, el agua escasea en el sur de España, así que los animales recurren a las pocas charcas permanentes de la zona, donde no es difícil observar jabalíes o zorros si esperas agazapado durante el atardecer y primeras horas de la noche. Algunos zorrillos han saltado ante mi paso sin que yo me diera ni cuenta de que los tenía encima, ha sido durante algún mes de junio en la zona del Acebuche,  mientras paseaba entre gramíneas tostadas por el Sol.

No es la mejor época para venir a Doñana, ver el mejor humedal de Europa medio seco o seco totalmente ya pierde, y ya no solo el humedal, sino los demás ecosistemas de la zona, que con el calor también echan para atrás. Siempre diré que como la primavera nada, y para algunas zonas y especies concretas también el invierno.


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