Revista Educación

El horror de Ayotzinapa (o la vida no vale nada)

Por Siempreenmedio @Siempreblog

8 noviembre 2014 por Naima Tavarishka

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Una de las marchas ciudadanas para exigir conocer el paradero de los 43 estudiantes. Foto: hardrebel.wordpress.com

Escuela Normal Ayotzinapa, municipio de Iguala, estado de Guerrero, México. 43 estudiantes desaparecen el 26 de septiembre pasado tras un enfrentamiento con la policía que acaba con seis jóvenes muertos. El alcalde de Iguala había ordenado cargar a los agentes al sospechar que los chicos tenían pensando boicotear un mitin de su mujer.

A partir de ese momento comienza un horror que se agrava con cada dato conocido. Los estrechos lazos del poder político con el narcotráfico conducen en este municipio mexicano a uno de los cárteles locales, Guerreros Unidos, supuestamente dirigido por el propio regidor municipal, José Luis Abarca. Habrían sido ellos los responsables de la desaparición de los estudiantes. Guerrero y México entero se suman en un clamor popular y exigen conocer el paradero de los chicos. Cada noticia que se sucede, terriblemente despacio para unos familiares y amigos que esperan lo peor, arroja un panorama más demoledor.

Tras la captura del alcalde y su mujer, huidos días atrás cuando todo el mundo apuntaba a ellos como autores intelectuales de la más que previsible matanza, la lucha de todo un pueblo se centra ahora en saber dónde están los jóvenes. Manifestaciones por todo el país exigen que devuelvan a los futuros maestros a sus familias, aunque muchos intuyen lo peor, que están muertos, que fueron asesinados por integrantes del cártel local.

La confirmación llegó ayer de la mano del procurador general (fiscal general del Estado), Jesús Murillo Karam, quien en rueda de prensa confirmó que los jóvenes fueron asesinados y calcinados en un basurero de la localidad vecina de Cocula. Al parecer, los estudiantes habrían sido entregados por la policía a los sicarios de Guerreros Unidos.

¿Por qué? ¿Por qué gran motivo se acaba de forma salvaje con la vida de 43 personas? Dudo que exista un motivo que justifique tal terror. El economista mexicano Ciro Murayama, consejero electoral del Instituto Nacional Electoral de México, habla de pobreza y desigualdad como causas de la corrupción y la impunidad, precisamente los conceptos que mueven los hilos de los estamentos en este narcoestado en que se ha convertido México, como muchos afirman. La violencia ilegal y las permanentes violaciones de los derechos humanos por parte de quienes deberían garantizar todo lo contrario a la ciudadanía han podrido el sistema. ¿Y ahora? ¿Es posible erradicar tal podredumbre en un país que no se lo merece?

No puedo ni imaginar el dolor, el sufrimiento, la rabia, la impotencia con que familiares, vecinos y amigos de los 43 estudiantes tendrán que tratar de vivir a partir de ahora. Para ellos, esto no es más que la demostración de que la vida no vale nada.


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