Revista Comunicación
Estos días de confinamiento por el Coronavirus hay que llenar el tiempo de ocio que se tiene en casa. Los que me conocéis sabéis que no soy muy de cine español, pero esta vez, tanto por las críticas de la película como por el tiempo libre, me decidí a ver El hoyo.
La temática de la misma es de las que me gustan. Hacer pensar al espectador desde la butaca de la sala de cine o desde el cómodo sofá de casa sobre la sociedad en la que vive y su actitud en ella.
Os la recomiendo, pero viéndola con espíritu crítico y sin sesgo ideológico. Lo más sencillo es pensar en un planteamiento de lucha de clases, etc... Pero hay que verla desde cómo es el ser humano.
¿Sería diferente el comportamiento de los habitantes de El Hoyo si la estructura fuera transversal? La comida empezaría por un lado e iría pasando de celda en celda igualmente. ¿Llegaría la comida al final? ¿Se produciría esa "solidaridad espontánea"? Creo que todos sabemos la respuesta, NO.
Esa solidaridad espontánea se produce en el ser humano cuando tiene todas sus necesidades cubiertas y necesita sentirse bien consigo mismo. De lo contrario, hay que imponer la solidaridad, obvio.
Los diferentes roles que juegan los personajes, responden a clichés sociales, lo que le resta credibilidad, desde mi punto de vista. Mucho mejor hubiera sido saltarse los clichés y hacer roles diferentes, pero bueno...
Cada personaje te hará plantearte una pregunta de cómo afrontar la circunstancia de la escena. ¿Cómo actuarías tú?
Lo que si es cierto y se puede sacar como moraleja de la película es, ¡no dejes de fumar!