El huerto está que trina. Lo acostumbré a la fama mundial, publicando post sobre su evolución, que lo hicieron famoso en el difícil mundo de los huertos urbanos y , ahora, lo he dejado un poco abandonado. Lo riego, lo abono y lo cuido, pero ya no hago fotos de sus mínimos (que no me oiga) progresos huerteriles con tanta asiduidad como en el pasado. Su Facebook-especial-de-huertos está a rebosar de notificaciones, preguntando por su vida-de-huerto…
La cosa es que la rúcula que planté, ya está lo suficiente hermosa para que día sí, día no, salga con mis tijeras a…molestarlo. Con el perejil ( siempre bonito) ya está acostumbrado pero… la rúcula… No sé qué le pasa con la rúcula ( por cierto, fresca está suculenta y la utilizo para las ensaladas y para la pasta) . Ayer, en mi incursión nocturna, el huerto se me puso chulito. O le hacía fotos y le escribía, o se acababa la rúcula…
También me amenazó con no hacer prosperar mi apio. Sabe que tengo mis esperanzas depositadas en un par de apios y mi primera lechuga superviviente.
En este huerto, las lechugas siempre nos dejan, pero esta vez, parece que no. Qué habrá lechuga…
Le prometí hacerlo y, también, le prometí dejar eternamente, la estrella que le colgué para Navidad.
NB 1 : Espero que te guste, huerto.
NB 2 : Si alguna vez os lo encontráis en el universo-de-los-huertos-urbanos, no olvidéis pedirle un autógrafo. Me ayudaría en nuestra relación…