La eterna pregunta, ¿qué fue antes el huevo o la gallina? sigue sin respuesta. (Personalmente creo que la gallina)
Si bien la gallina en pepitoria es un gran manjar y muy español, para mí donde haya unos buenos huevos fritos que se aparte el resto.
Las migas con huevos fritos son nuestro desayuno de domingo, ese momento especial de la semana que mis hijos recordarán siempre. Pero lo que en casa no se cumple es aquello de “cuando seas padre comerás huevos”. Un manjar exquisito que puede alcanzar cotas de satisfacción extremas si tenemos la ocasión de preparar unos buenos huevos fritos con puntilla y de gallina de corral.
Un amigo tiene uno de esos corrales caseros donde las gallinas andas sueltas y alocadas, comiendo los restos del día. Cada mañana las inquietas ponedoras deleitan a mi amigo con un número siempre caprichoso de huevos.
Además tengo la suerte de poder comprar huevos de corral ecológico en una granja de Mijares de pollina. Una gallina más pequeña y en consecuencia ponedora de huevos pequeños pero muy sabrosos.
Han coincidido en casa los dos tipos de huevos y me he animado a preparar una “cata” para compararlos con huevos comerciales, los que habitualmente compramos.
Este fue el resultado.
Veamos los diferentes tamaños. El primero por la izquierda es el huevo comercial. Muy redondo y perfecto. En medio uno de los huevos procedentes del corral salvaje de mi amigo. De color blanco, aunque el color es caprichoso y no tiene nada que ver con el sabor, y de forma más estrecha y alargada. El de menor tamaño es obviamente el huevo de pollina de Mijares (Ávila). El siguiente paso es abrirlo y ver que esconde. El huevo comercial tiene la cáscara más blanda y se rompe con mayor facilidad. La yema es naranja y la película que la recubre es también bastante fina. La clara es prácticamente líquida, sin grumos ni imperfecciones. El huevo de corral salvaje tiene una cáscara notablemente más dura. La yema es muy espesa, densa y con grumos blanquecinos. La gran diferencia se encuentra sin embargo en la yema de color amarillo. El pequeño huevo de pollina también tiene la cáscara fuerte y la clara espesa, pero la yema es anaranjada, ya que las pollinas de Mijares se alimentan con el pienso reglamentario y cumplen todos los controles sanitarios obligatorios. Pero su sabor es prácticamente igual de intenso que el de corral salvaje.Aquí vemos los tres vasos juntos. La yema del huevo comercial se ha roto con apenas el leve movimiento de cambiarlo de lugar ya que la capa que protege la yema es más frágil. También podemos apreciar los diferentes colores de las yemas y la densidad de las claras.
Y como no podía ser de otra manera acabaron en la sartén. El huevo comercial no aparece en la fotografía porque no cabían los tres, pero su clara se esparce por el aceite y hay que tenerlo bien caliente para que cuaje cuánto antes y no se endurezca la yema. En la foto vemos el huevo amarillo de corral y el pequeño de pollina, sus claras cuajan al instante permitiendo que podamos conseguir las puntillas con mayor rapidez y por consiguiente que la yema se quede bien crudita…
Ciertamente los huevos comerciales nos chiflan a todos y son los que habitualmente tenemos a nuestra disposición. Pero si tenéis posibilidad de conseguir de vez en cuando huevos de corral, incluso los de corral legalizados, esta claro que merecen la pena…Os dejo un post que escribí este otoño sobre una granja ecológica que hay en Anero (Cantabria) desde donde envían sus deliciosos huevos a toda España…
Y ya sabéis, no esperéis a ser padres para comer huevos.