Revista Salud y Bienestar
"Perdonen, ¿les molesta que no fume?". Groucho Marx era un experto en ridiculizar muchas costumbres sociales, sin embargo, la ironía de esta frase podría volver a estar de moda para muchos niños que tienen que aguantar día tras día los humos del cigarro de los adultos. Por lo menos, esto es lo que se refleja del último estudio publicado en la revista 'Pediatrics' que avisa de los daños en múltiples aspectos que estos humos causan en los más pequeños.
Por si fuera poco el cuadro de enfermedades que van desde el asma a las infecciones de oído, pasando por la hiperactividad o los múltiples resfriados, ahora se le suman los resultados de una investigación realizada por diferentes centros de salud de EEUU que alertan sobre lo nocivo que resulta a nivel académico y económico.
Tomando como referencia la Encuesta de Salud Nacional de 2005, los autores del informe encontraron a chavales de entre 6 a 11 años que faltaban a clase un promedio ligeramente superior y por causas médicas que otros niños de su misma edad. Al comprobar que muchas de estas enfermedades eran problemas de oído o frecuentes resfriados, los investigadores intentaron saber si el humo del tabaco tenía algo que ver con ello. Y así era. Más del 14% de los menores de esta investigación -lo que suponen dos millones y medio de adolescentes de EEUU- vivían al menos con un fumador que no se cortaba a la hora de encender el pitillo en sus casas.
El cigarrillo de la ignorancia
"Muchas veces se incide en el daño que una madre embarazada y fumadora hace en el feto, ya que se aumenta las posibilidades de que el niño nazca con problemas respiratorios importantes o, incluso, de que se produzca la muerte súbita del pequeño. Sin embargo, es igual de necesario incidir en estas edades tan tempranas, pues sus vías respiratorias son más pequeñas y frágiles", explica a ELMUNDO.es Félix Alonso, coordinador del servicio de Pediatría del Hospital universitario madrileño de La Paz.
¿Cuáles son las afecciones más comunes ante esta exposición? "Se puede llegar a que el pequeño genere más mucosidad y secreciones, lo que le lleva a tener flemas o tos persistente, sobre todo, por la mañana. Pero también hemos visto otras afecciones, como la bronquitis o infecciones de oído, como la otitis", comenta el doctor Alonso. Precisamente, los resultados demuestran que los jóvenes rodeados de este humo tienen tres infecciones más de oído que los que están libres de humo, algo que también refleja la revista 'JAMA', que alerta sobre el riesgo elevado de estas infecciones en hijos de padres fumadores.
Pero para este especialista, el problema llega con una exposición prolongada y constante en el tiempo, ya que "de ser así estaríamos hablando de problemas más serios, como la destrucción de los tabiques de los alvéolos y la aparición de enfisemas", añade este especialista.
"Los datos son claros al respecto: el humo del tabaco se puede convertir en un trastorno no sólo en la salud del niño, sino que a estas edades ser fumador pasivo también es pernicioso para otras facetas de su desarrollo, en este caso, el intelectual", explican desde las páginas de 'Pediatrics'.
Utilizando las matemáticas, los autores han comprobado que si los niños pudiesen cambiar el aire contaminado del cigarrillo por uno libre de humos, el absentismo descendería entre un 24% y un 34%, dependiendo de lo saturado que esté el ambiente de su casa.
Así, un chaval que viva junto a un fumador falta a clase algo más de un día de media por año que los que respiran sin humos, mientras que los que viven entre dos o más fumadores faltan casi dos días al año. "Aunque el aumento del absentismo no parezca muy alto, sí es importante, pues también depende de la mayor o menor fragilidad del niño, así si cuenta con problemas respiratorios o bajas defensas, el humo en sus casas puede agravar el problema", aseguran en este estudio.
Además, tampoco sale barato para la familia. Que los niños se pongan enfermos por culpa de los hábitos de sus padres supone un gasto de 227 millones de dólares anuales, "una cifra que es simplemente un dato más para concienciar de los perjuicios de fumar delante del niño, aunque lo más importante siga siendo la salud y la vida social del chico", comentan los investigadores.
**Publicado en "EL MUNDO"
Por si fuera poco el cuadro de enfermedades que van desde el asma a las infecciones de oído, pasando por la hiperactividad o los múltiples resfriados, ahora se le suman los resultados de una investigación realizada por diferentes centros de salud de EEUU que alertan sobre lo nocivo que resulta a nivel académico y económico.
Tomando como referencia la Encuesta de Salud Nacional de 2005, los autores del informe encontraron a chavales de entre 6 a 11 años que faltaban a clase un promedio ligeramente superior y por causas médicas que otros niños de su misma edad. Al comprobar que muchas de estas enfermedades eran problemas de oído o frecuentes resfriados, los investigadores intentaron saber si el humo del tabaco tenía algo que ver con ello. Y así era. Más del 14% de los menores de esta investigación -lo que suponen dos millones y medio de adolescentes de EEUU- vivían al menos con un fumador que no se cortaba a la hora de encender el pitillo en sus casas.
El cigarrillo de la ignorancia
"Muchas veces se incide en el daño que una madre embarazada y fumadora hace en el feto, ya que se aumenta las posibilidades de que el niño nazca con problemas respiratorios importantes o, incluso, de que se produzca la muerte súbita del pequeño. Sin embargo, es igual de necesario incidir en estas edades tan tempranas, pues sus vías respiratorias son más pequeñas y frágiles", explica a ELMUNDO.es Félix Alonso, coordinador del servicio de Pediatría del Hospital universitario madrileño de La Paz.
¿Cuáles son las afecciones más comunes ante esta exposición? "Se puede llegar a que el pequeño genere más mucosidad y secreciones, lo que le lleva a tener flemas o tos persistente, sobre todo, por la mañana. Pero también hemos visto otras afecciones, como la bronquitis o infecciones de oído, como la otitis", comenta el doctor Alonso. Precisamente, los resultados demuestran que los jóvenes rodeados de este humo tienen tres infecciones más de oído que los que están libres de humo, algo que también refleja la revista 'JAMA', que alerta sobre el riesgo elevado de estas infecciones en hijos de padres fumadores.
Pero para este especialista, el problema llega con una exposición prolongada y constante en el tiempo, ya que "de ser así estaríamos hablando de problemas más serios, como la destrucción de los tabiques de los alvéolos y la aparición de enfisemas", añade este especialista.
"Los datos son claros al respecto: el humo del tabaco se puede convertir en un trastorno no sólo en la salud del niño, sino que a estas edades ser fumador pasivo también es pernicioso para otras facetas de su desarrollo, en este caso, el intelectual", explican desde las páginas de 'Pediatrics'.
Utilizando las matemáticas, los autores han comprobado que si los niños pudiesen cambiar el aire contaminado del cigarrillo por uno libre de humos, el absentismo descendería entre un 24% y un 34%, dependiendo de lo saturado que esté el ambiente de su casa.
Así, un chaval que viva junto a un fumador falta a clase algo más de un día de media por año que los que respiran sin humos, mientras que los que viven entre dos o más fumadores faltan casi dos días al año. "Aunque el aumento del absentismo no parezca muy alto, sí es importante, pues también depende de la mayor o menor fragilidad del niño, así si cuenta con problemas respiratorios o bajas defensas, el humo en sus casas puede agravar el problema", aseguran en este estudio.
Además, tampoco sale barato para la familia. Que los niños se pongan enfermos por culpa de los hábitos de sus padres supone un gasto de 227 millones de dólares anuales, "una cifra que es simplemente un dato más para concienciar de los perjuicios de fumar delante del niño, aunque lo más importante siga siendo la salud y la vida social del chico", comentan los investigadores.
**Publicado en "EL MUNDO"
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