Revista Economía

El hundimiento

Publicado el 09 febrero 2014 por Torrens

El Hundimiento es una excelente película alemana de 2004 que relata las últimas horas de Hitler en su bunker en Berlín, en Abril 1945 cuando los rusos ya pisaban las calles de la ciudad.

Sin suicidio, sin desastre ni hundimiento aparente, sin el Ejército Rojo paseándose por Berlín y limitado a la economía, pero a la Führer Merkel y a su ministro de finanzas Schäuble les está ocurriendo algo parecido, porque en el plazo de pocas semanas las medidas que durante años han impuesto en Europa se han desmoronado, sus inmensos errores han quedado en evidencia, pero tal como le ocurrió a Hitler no aceptan la situación, no quieren ver la realidad, y si uno se suicidó, los otros siguen como si tal cosa, convirtiéndose en arquetipos de la tozudez alemana y manteniéndose en sus errores.

Hace unas semanas, al publicarse los datos económicos de 2013 coincidieron las cifras negativas de Alemania, que junto a una cifra record de superávit comercial (en realidad provocado por la caída de las importaciones), arrojaban resultados muy decepcionantes tanto en crecimiento del PIB, el más bajo desde el inicio de la crisis, como en disminución de las cifras básicas, consumo, exportaciones, etc., con la muy sustancial mejora de los datos económicos del Japón, cuyo gobierno un año antes habían sido duramente criticados por la Führer y su jefe de finanzas por haber abandonado la ortodoxia Merkeliana.

Esta semana a esta bofetada se le ha unido la decisión del Tribunal Constitucional alemán de inhibirse en cuanto a la decisión del Banco Central Europeo BCE de volver a intervenir en el mercado de deuda de septiembre del 2012, y traspasar la decisión al Tribunal de Justicia de la U.E. La decisión de dicho Tribunal ha impedido que la Führer Merkel pueda repetir la inmensa barbaridad que cometió en 2010 y que ha sido la principal razón de la crisis de la deuda: obligar al BCE a cesar en su intervención en el mercado de deuda soberana.

En una nota que escribí antes de abrir el blog, en agosto 2012, y justo antes de que el Sr. Draghi decidiese volver a intervenir en el mercado de deuda desde el BCE pese a las órdenes de la Führer, decía lo siguiente: “la intervención en los mercados financieros se hace siempre a contra corriente [comprando cuando baja y vendiendo cuando sube] y con movimientos, casi siempre múltiples, de entrada y salida a corto plazo. El resultado es 1.- no sería necesario utilizar ni un céntimo del bolsillo de los ciudadanos alemanes, y 2.- a pesar del corto plazo de las operaciones podría haber un muy remoto riesgo que el BCE quedase atrapado con deuda española o italiana en alguna de sus intervenciones, pero eso solo ocurriría en caso de desastre, que en cualquier forma también acabaría afectando a Alemania. La prueba más clara de lo que digo es que el BCE estuvo haciendo este tipo de operaciones a lo largo de todo el 2010, hasta que Frau Merkel ordenó pararlas y nunca nadie se ha referido a miles de millones usados en ellas, inmensos volúmenes de deuda comprada y sostenida por el BCE, grandes riesgos en deuda asumidos por la institución, y ni tan solo costes financieros por el mero hecho de haber intervenido, y si cualquiera de estas circunstancias se hubiesen producido Frau Merkel y sus muchachos se habrían dado mucha prisa en hacerlo público con pelos y señales”.

Para que tengáis una idea del tamaño de la barbaridad y del daño gratuito que nos ha hecho, la prima de riesgo de la deuda española estaba alrededor de las 40 centésimas (lo que ahora llaman puntos básicos) antes de que a finales de 2009 se iniciase la crisis griega que a su vez desencadenaría la crisis de la deuda. Con Grecia rescatada, nuestra prima de riesgo se mantuvo más o menos en su nivel actual alrededor de 200, hasta que la Führer disparó su misil contra el sur de Europa a finales de 2010 y ordenó al BCE cesar en sus operaciones del mercado de deuda. Una vez ejecutada la barbaridad teutónica, a finales del 2011 estábamos ya sobre las 450 centésimas, y en agosto de 2012 justo antes de que el Sr. Draghi y el Consejo del BCE diesen el puñetazo encima la mesa y mandase las instrucciones de la Führer a paseo llegamos a estar cerca de 650. Una vez el BCE volvió a intervenir en el mercado de deuda bajamos a unos 350 a principios de 2013, y ahora volvemos a estar en el nivel anterior a la barbaridad. Aparte de hacernos mucho daño y habernos hundido todavía más en la recesión, para lo único que habrá servido la barbaridad es para que ahora el PP diga que nuestra prima de riesgo ha bajado gracias a su brillantísima gestión.

Pero el Führer tiene prohibido rendirse, y la señora y sus asesores pensaron que una decisión en contrario de su Tribunal Constitucional les daría fuerza y razones para repetir la bestialidad, pero afortunadamente la jugada no les ha salido bien porque no solo el Tribunal se ha inhibido, además ha habido votos particulares de algunos de sus miembros que critican el simple planteo del asunto, porque en su opinión está fuera de las funciones del Tribunal.

En relación con esta barbaridad alemana ya he explicado varias veces que se hace difícil encontrarle una explicación y las dos que me parecen más probables son primero que cuando las posibilidades de inversión se reducen los activos de menor riesgo, es decir los alemanes en este caso, obtienen mejores tipos de interés, y el segundo, que para controlar el Euro y que su valor no se dispare afectando a las exportaciones alemanas es perfecto que la deuda de los países del sur tenga problemas. Aparte debe tener una casi segura motivación ideológica porque la señora es fanática del liberalismo salvaje contrario a la más mínima intervención del Estado en la economía, y así nos va.

En fin, por un lado queda claro que si la Führer no estuviese tan obsesionada contra las medidas que favorecen el crecimiento podíamos haber efectuado las imprescindibles reformas sin necesidad de provocar una recesión que nos ha hecho estrellar contra el fondo del pozo, y también está claro que encima nos ha empujado y nos ha quitado el paracaídas del BCE. ¿Realmente todavía hay alguien que cree que la solución es más Europa?.


 


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