En la ciudad de Plasencia se cuenta una leyenda sobre Rodrigo Duque “Alemán”. Fue un escultor entallador y maestro constructor renacentista de origen renano o flamenco que vivió en Castilla desde la década de 1480.
La escuela de artes y oficios de Plasencia lleva su nombre. Sus obras más importantes fueron los coros de las catedrales de Toledo, Plasencia y Ciudad Rodrigo. Casado y con domicilio en Toledo, no se sabe cuándo murió.
La vida del maestro artesano Rodrigo Alemán esconde muchos misterios.
Nació en Sigüenza en 1470 el maestro conocido como Rodrigo Alemán al proceder su familia del centro de Europa. Se cree que era converso, pero aun así no tuvo problemas para que le encargasen tallar las sillerías del coro de las catedrales de Toledo o Ciudad Rodrigo.
Tiene que ir a vivir a Plasencia a fines del siglo XV, ya que le exigen que tiene que estar presente en la ciudad para dirigir los trabajos.
Él no está de acuerdo en un primer momento porque según su contrato no tenía que ser así, pero al final se ve obligado, ya que le dicen que sino no procederán a hacerle ni un pago mas.
Talla la sillería del coro de la que hoy es Catedral Nueva de Santa María. Una joya de la arquitectura gótico-renacentista que se terminó de construir a lo largo del siglo XVI.
Rodrigo Alemán realiza la talla de la sillería del coro haciendo todo tipo de alusiones eróticas disimuladas entre los motivos sagrados e incluso bajo la peana o misericordia de la cátedra episcopal e incluso se dice que esculpió su autorretrato.
Cuentan que talló algunos detalles que la iglesia consideró sacrílegos, pero esto no se sostiene, ya que eran habituales en el arte de la época para recreo del propio clero.
Se dice que la Inquisición acusó a Rodrigo Alemán de blasfemo y hereje. Otros cuentan que quizás debiese bastante dinero, porque cuentan que solía gastar el dinero antes de haberlo cobrado y tenía bastantes deudas.
El Cabildo catedralicio de Plasencia intercede por él y consigue para el maestro pena de encierro en la torre de las campanas de la Catedral Nueva.
Pasa más de un año trabajando sin poder salir, cuando Rodrigo Alemán decide poner fin a esta situación ideando un ingenioso plan de fuga, ya que tenía bastantes conocimientos de física y mecánica.
La leyenda del Ícaro de Plasencia. Rodrigo Alemán
Rodrigo piensa en volar para liberarse y, para conseguir su objetivo debe saber y aprender todo lo posible a las aves. Los carniceros del mercado placentino de los martes le llevan para comer todo tipo de aves. Estas cosas las contaron los recaderos de la catedral.
Rodrigo investiga cuantas plumas y en que disposición las debe colocar sobre su cuerpo. Tiene que medir la proporción de su peso con las plumas necesarias. Pasó varios meses calculando las plumas que necesitaba.
Llegó a esta conclusión: 456 gramos de plumas de ave soportan 906 gramos de peso. Rodrigo fue pegando las plumas en un arnés, en proporción a su propio peso.
Rodrigo Alemán saltó desde una ventana de la torre y consiguió sobrevolar Plasencia librándose por fin de su encierro en 1515.
Voló en otra versión varias horas, hasta alcanzar la Peña de Francia que está en la frontera con Salamanca, donde aterrizó y, se quedó por el santuario de Nuestra Señora de Francia, se consagró a la virgen el resto de sus días. Incluso se comenta que se embarcó en Lisboa hacia América bajo la protección del rey portugués Manuel I.
Aquí se acaban todas las noticias y le siguen el misterio y la leyenda. Nunca más se ha sabido de Rodrigo Alemán. El último dato real que conocemos de él es la fecha esculpida en el pretil del Puente Nuevo que terminó de construir en Plasencia en 1512.
Su vida, como su muerte, se ha convertido en una leyenda. Tal vez la catedral de Plasencia tenga las claves para desvelar una parte de ese misterio…
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