Por Maurizio Tramontozzi 24º/Publicada en el nº 43 de la Revista Zenit del SCG 33º para España (enlace)
En las ultimas tenidas, algunos Hermanos hemos citado en repetidas oportunidades el ideario y la obra de Erich Fromm lo que me motivó a realizar este balaustre para compartir con todos los Hermanos.
1. Introducción y biografía
Erich Fromm es considerado uno de los pensadores de mayor influencia socio-política de mediados del s. XX, integrando el contexto intelectual y filosófico desde el cual se proyectaron figuras como Marcuse, Sartre, etc.
En esta breve síntesis, intentare transmitir una idea de quien fue y cuáles fueron las pautas principales de su ideario. Concluiré con mi punto de vista personal sobre sus coincidencias con la filosofía francmasónica de sobre sus divergencias más evidentes.
Erich Fromm nace el 23 de marzo de 1900 en Frankfurt, Alemania, y fallece el 18 de marzo de 1980 en Muralto, Suiza. Luego de su infancia en una familia de judíos ortodoxos, dominada por la figura paterna, comienza estudios de derecho en su ciudad natal, que abandona para estudiar sociología y psicología en la Universidad de Heidelberg. Allí se centraría en la doctrina freudiana y se integraría a los movimientos juveniles socio-culturales afines a su religión.
Alrededor de 1930, profundizaría en el análisis de las teorías sociales de Marx intentando armonizarlas con el psicoanálisis de Freud, aunque años después, plantearía su propio sistema no determinista, fundamentado en la libertad del hombre.
Aparentemente influenciado por el materialismo dialéctico, en su tesis "La historia de las religiones y sus proyecciones psicosociales", plantearía el efecto liberticida de los dogmas monoteístas al ser empleados como elementos de sumisión y poder por las castas dominantes. En ese punto se tornaría crítico de los efectos sociológicos del cristianismo, pero también de los de su religión, el judaísmo, del cual se alejaría.
Con la toma del poder por el nazismo, junto a otros intelectuales opositores al régimen, en 1934 emigra hacia los EEUU, obteniendo allí su ciudadanía. A partir de esa época comenzarían sus discrepancias con las teorías de Freud, sobre todo con las referidas a las funciones e interrelaciones de la psiquis individual y la colectiva, para alejares definitivamente del sustento de las mismas.
Durante los siguientes 20 años, desarrollaría una proficua labor académica en el campo de la psicología y la sociología, integrando diversos institutos y cátedras en EEUU y México.
Su lúcido y brillante intelecto le conduciría hacia la ponderación y el estudio crítico de diversas facetas del conocimiento y la existencia humana moderna, como psicoanálisis, sociología, política, budismo zen, teología, simbolismo, etc.
Los títulos de sus principales obras y ensayos indican esa multiplicidad temática: "El Miedo a la Libertad" (1941), "Espíritu y Sociedad", "El Lenguaje Olvidado" (1951), "Budismo zen y psicoanálisis", "Ética y Política", "La misión de Sigmund Freud" (1956), "Marx y su concepto del hombre", "El Arte de Amar" (1956), "La Revolución de la Esperanza: hacia una Tecnología Humanizada", "Lo Inconsciente Social", "La Sociedad Industrial Contemporánea", "Y seréis como Dioses ", "La Crisis del Psicoanálisis", "Más allá de las cadenas de la ilusión" (1962), "¿Tener o ser?" (1966), "La anatomía de la destructividad humana" (1973), etc.
Pese a este profundo y polifacético perfil, en el aspecto esotérico no hemos encontrado registros que confirmen su iniciación en ninguna de las escuelas de "Misterios", siendo quizá una excepción, la de sus contactos con eruditos del budismo zen japonés.
2. Humanismo Dialéctico y Religión
Durante las décadas de los años 50 y 60 -que fue una época convulsionada por una profunda crisis global de valores, por la violencia racial, la rebelión estudiantil, la Guerra Fría y la Guerra de Vietnam-, Fromm se involucraría con los movimientos antibélicos de los EEUU. Su óptica socio-política se traduciría finalmente en una oposición al consumismo capitalista, pero también al socialismo de estado y al totalitarismo soviético; en esta inflexión conceptual propondría una estructura filosófica de referencia diferente, no materialista ni consumista, llamada Humanismo Dialéctico. Aquí, demostrando su desprendimiento de los dogmas marxistas que abrazó en su juventud, Fromm se autodenominaría socialista humanista y demócrata.
Contrariamente a Freud, un punto recurrente en sus hipótesis es la suposición de que el problema central de la psicología se refiere al tipo de conexión del individuo con el mundo, y no con la satisfacción o la frustración de sus necesidades instintivas o biológicas por si mismas. Afirmaba que, "Las inclinaciones de los hombres no forman parte de una naturaleza humana fija y biológicamente dada, sino que resultan del proceso social que crea al hombre".
" En este punto podría asimilarse con el determinismo marxista, donde el destino del hombre está defino por la sociedad y el sistema económico al que pertenece."
Pero unificando en cierta medida a una síntesis freudiana-marxista, Fromm introduciría a la Libertad como principal característica de la naturaleza humana. En el "El miedo a la libertad" de 1941, escrito en plena II Guerra Mundial y cuya traducción literal es Escape de la Libertad Fromm teoriza que el hombre ha demostrado evadir esta naturaleza intrínseca cuando sus opciones son el autoritarismo, la destrucción y el conformismo.
Concordando con ese modelo de socialismo humanista y demócrata que se trasunta en el "Miedo a la Libertad" y luego en "El corazón del Hombre", el pensamiento de Fromm convergería hacia un anarquismo similar al planteado por los autores clásicos.
En ese mismo período concluiría sus tesis sobre los nexos entre las doctrinas totalitarias y las religiones monoteístas, transmitiendo su óptica de las implicancias teológicas, psicológicas y espirituales de la Biblia.
En "Humanismo Judío" y "El dogma de Cristo" analizaría el significado de determina-dos capítulos, profundizando en su proyección sociológica y escatológica, aunque no en sus aspectos metafísicos. Según Fromm, "...las religiones monoteístas auto-educan a los individuos en la obediencia ciega a una autoridad superior, con normas por sobre toda razón o discusión, reduciéndole a un mero servidor de un Dios ".
Uno de sus ejemplos más drásticos lo plantea con el Cristianismo, que originado en las capas sociales más humildes del judaísmo, luego de tres siglos, se convertiría en la religión de la casta dominante del Imperio Romano, desde donde se perpetuaría hasta el presente. También aquí, la supresión de la libertad - por medio de la religión- era la variable determinante en cuestión.
Desarrollando su aporte en el estu-dio del simbolismo, en "El Lenguaje Olvidado" trata la naturaleza del lenguaje simbólico, donde el paradigma sería que el mundo exterior constituye un símbolo del mundo interior. La interpretación de los sueños histórica, psicológica y no psicológica relacionada con los símbolos, se conecta con el lenguaje simbólico en los mitos, en los cuentos de hadas, en los ritos, e incluso en determinadas novelas, como "El Proceso" de Kafka. Representando el alma y la mente humanas, las experiencias internas, los sentimientos y pensamientos, son expresados simbólicamente como si fueran experiencias sensoriales, acontecimientos del mundo exterior. La lógica simbólica es aquí distinta de la del idioma convencional, donde el tiempo y el espacio no son las categorías dominantes, sino que lo son la intensidad y la asociación. Por ello el símbolo es el único lenguaje universal que elaboró la humanidad, igual para todas las culturas y para toda la historia.
En este punto, la posición de Fromm me parece coincidente con los lineamientos propuestos para la Tradición Primordial, particularmente con los que fueran establecidos años antes por René Guénon, aunque sin atribuirle aspectos sobrenaturales o metafísicos.
Definiéndoles como algo que representa otra cosa, clasifica a los símbolos en tres tipos:
- Convencionales, que son los más conocidos, como los empleados en el lenguaje asociando sonidos con objetos, y como numerosos signos de uso corriente.
- Accidentales, consistentes en asociaciones personales -sueños, visiones, etc.-, donde no existiría una relación intrínseca entre el símbolo accidental y la realidad que representa.
- Universales, donde sí existe una relación intrínseca entre el símbolo y lo que re-presenta, constituyendo "...la única lengua común a toda la humanidad, tanto en su tono como en su contenido" .
Quien comparta con el resto de la humanidad las características esenciales del con-junto mental y corporal, es capaz de hablar y entender el lenguaje simbólico, basa-do en esas propiedades comunes.
Una de las obras más difundidas de Fromm es el "Arte de Amar" (1956), extensa-mente empleadas desde la década de 1970 como texto y referente de la filosofía contemporánea.
Sus puntos fundamentales concuerdan con el espíritu filosófico altruista , con el amor al prójimo y a sí mismo, y con una consecuente reconstrucción individual y social .
Tratándole como un Arte, cuya facultad requiere conocimiento, esfuerzo y práctica, en una Teoría del Amor, describe el amor fraternal, materno, erótico, a sí mismo y a Dios. Destaca el amor fraternal como la clase fundamental, básica en todos los tipos de amor, en el sentido de responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento con respecto a cualquier otro ser humano, el deseo de promover su vida.
... Es el amor a todos los seres humanos, sin exclusividad... donde se realiza la experiencia de unión con todos los hombres, de solidaridad humana, de reparación humana... basada en la experiencia de que todos somos uno.
Las diferencias en talento, inteligencia, conocimiento, son despreciables en comparación con la identidad de la esencia humana común a todos los hombres. Por último "... si el hombre quiere ser capaz de amar, debe colocarse en su lugar supremo. La máquina económica debe servirlo, en lugar de ser él quien esté a su servicio...".Tener fe en la posibilidad del amor corno un fenómeno social y no sólo excepcional e individual, es tener una fe racional basada en la comprensión de la naturaleza misma del hombre.
5. Libertad, Igualdad, Fraternidad y el Credo de Fromm
Aunque su concepción ética, moral, social y filosófica se encuentra muy próxima al ideario francmasónico , o nunca fue iniciado en la MAS.·., o su pasaje por la misma fue efímero.
De todas formas la libertad y el amor al prójimo fueron dos temas gravitantes de su ideario, y en "Más allá de las cadenas de la ilusión" -escrito en 1965- culmina con un alegato humanista y universal, refiriéndose a la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad en un lenguaje que parece propio de un Masón dirigiéndose a sus Hermanos en Logia.
En un extracto de ese Credo, expresa:
"...Creo que el Amor es la llave principal para abrir las puertas al crecimiento del hombre. La experiencia del Amor, al igual que la razón, es el acto más humano y humanizador que le es dado gozar al hombre, y como ésta, carece de sentido si se entiende de manera parcial. ...Creo que Libertad es la capacidad de obedecer la voz de la razón y del conocimiento, en contra de las voces de las pasiones irracionales, emancipando al hombre para de emplear sus facultades racionales y comprender objetivamen-te el mundo y su rol en él. ...Creo que la Igualdad se siente cuando al descubrirse uno por completo, se reconoce igual a los otros y se identifica con ellos. La Condición Humana es única e igual en todos los hombres, a pesar de las inevitables diferencias de inteligencia, talento, estatura, color, etc.... debe ser recordada siempre para evitar que uno se convierta en instrumento de otro. ...Creo que la Fraternidad es el Amor dirigido a nuestros semejantes. No obstante, se quedará en palabra hueca mientras no se hayan eliminado todos los lazos incestuosos que impiden tratar y juzgar objetivamente al Hermano. ...Creo que podemos y debemos esperar una sociedad cuerda que fomente la capacidad del hombre de amar a sus semejantes, de trabajar y crear, de desarrollar su razón y un sentido real de sí mismo basado en la experiencia de su energía positiva. ...Creo que mientras parece que el mundo enloquece y se deshumaniza, cada vez más individuos sentirán la necesidad de asociarse y colaborar con quienes compartan sus preocupaciones. Estos hombres y mujeres de buena voluntad no sólo deben hacerse una interpretación humana del mundo, sino que también deben señalar el camino y trabajar por su posible transformación. ...Creo posible la realización de un mundo en el que el hombre pueda Ser mucho aunque Tenga poco, donde el móvil dominante de la existencia no sea el consumo, donde el ser humano sea el fin primero y último, donde pueda encontrar la manera de dar un objeto su vida y la fortaleza de vivir libre y desengañado".
En todo este ideario es evidente una gran compatibilidad filosófica con los ideales de la francmasonería universal, cuyos exponentes esenciales como el Amor al Prójimo y la Libertad se tratan particularmente en este capítulo.
Pero hay aspectos en su posición existencial que indican divergencias, quizá profundas, como lo son su transición desde el judaísmo ortodoxo de sus primeros años, hasta el ateísmo místico de su madurez, y su oposición a cualquier dogma suprasensible, como podría ser considerado el del G.·.A.·.D.·.U.·. Masónico. Quizá esto explique que en sus biografías no se encuentren evidencias concretas de que se haya iniciado en la Masonería, o la poca importancia atribuida a este hecho. De todas formas, por su ideario humanista, que apologiza la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad Universal, se le ha considerado en diferentes círculos un "masón sin mandil".
Personalmente pensamos que por su oposición al monoteísmo como elemento de sumi-sión sobre los individuos que profesaran cualquiera de sus credos, a Fromm no le interesaba ser masón. Le percibimos como un iniciado o un místico, probablemente influenciado por la Cábala Hebrea desde su religión y por el budismo zen japonés, con el que tuvo fluidos contactos, pero para nada imbuido en el simbolismo esotérico, aunque era un reconocido experto en simbología. Fromm parece transitar continuamente en un conflicto interior entre los pilares opuestos del Rigor y de la Misericordia, evadiendo los eclecticismos del pilar del Equilibrio. Le vemos radical, y quizá por esa difusa vocación anarquista, intuimos su intento de conseguir el nec plus ultra del librepensador, aún por sobre lo que se persigue en la francmasonería universal, donde pesa el dogma del G.·.A.·.D.·.U.·..
De todas formas, su extensa óptica se fundamenta en el logro de un hombre mejor, concienciándole del origen de sus males y de su posible redención mediante el logro de la libertad y la paz.
Su compromiso social anti-materialista, profundamente imbuido en el amor al prójimo, la escisión entre lo espiritual y lo material, su búsqueda de la iguadad de derechos y de la libertad sobre los dogmas religiosos y los sistemas totalitarios, en última instancia nos demuestran, como masones, que no es una condición necesaria ni suficiente la de ser un iniciado en nuestra Orden para propender hacia esos ideales.