He de confesar aquí que esta noche veré el debate. Quiero escuchar lo que dicen uno y otro, quiero conocer sus propuestas, saber cómo está la niña de Rajoy y qué argumentos utilizará Rubalcaba para separarse de Zapatero, sus gobiernos y sus torpezas. Tengo curiosidad, lo admito, estaré expectante todoel día, lo sé; tendré ese gusanillo nervioso en el estómago hasta esta noche. Esperaré que las cosas sean diferentes, que se planteen ideas interesantes y nuevas. Mantendré este resquicio de esperanza aunque en el fondo tengo claro que este no-debate no me aportará nada nuevo. Hace muchos años que la mayoría de los políticos no me aportan nada, no me enseñan, no me sorprenden, no son capaces de asombrarme con nuevas ideas, nuevos gestos, nuevas propuestas. Han caído en la mediocridad más absoluta y nosotros, sus representados, con ellos.
Me encantaría que el debate esta noche entre Rajoy y Rubalcaba fuera apasionante, que los dos se salieran de ese guión tan estrecho y enconsertado de estos no-debates pre-cocinados por asesores y demás “lumbrerillas”.
Me conformaría con que pudiera disfrutar de un intercambio intelectual interesante, pero creo que esta noche me acostaré igual que estoy ahora… Bueno no, creo que me iré a la cama con una nueva decepción. Veremos.