A Terry Gilliam, director y guionista junto a Charles McKeown de esta visualmente impactante película de fantasía y aventuras, podría achacársele cualquier cosa, menos que sea un director que a pesar de manejar repartos de grandes figuras y presupuestos abultados, busque el reconocimiento comercial. Gilliam es ferozmente arriesgado, loco, tenaz realizador de Films que no pasan inadvertidos. Se gustan o se odian, se disfrutan o se padecen pero todo porque es evidente esa impronta personal que seguramente marca cualquier proyecto que se le cruce por la mente: “Lo haremos a mí manera”.
El imaginario del Dr. Parnassus- clara alegoría quizá del arte e imaginación en sí misma- es difícil de contar, ¿quién podría contar el argumento de 12 monos, de Brazil o del Barón Munchausen sin caer en algún tipo de infidencia? Sin embargo podríamos sucintamente definir la historia como la pelea entre una entidad demoníaca representada en un Tom Waits vestido de pulcro traje negro con apariencia de inglés formal a punto de tomarse su té de las cinco y una especie de monje venido a menos, zaparrastroso y casi patético interpretado genialmente-debo decir- por un viejísimo Christopher Plummer. Lo que cada uno de ellos representa quizá sea lo divertido de la cinta y queda a la exclusiva interpretación del espectador.
El aspecto visual de la película es lo más sorprendente. Mundos de sueños y pesadillas retratados con una fotografía de luces y contraluces, colores y formas de verdadero cuento fantástico. Invita a soñar y deslumbrarse aunque lamentablemente de alguna u otra forma el film decae en su última media hora de una forma penosamente infeliz. Pero se prevé tal vez si uno piensa que el riesgo de hacer algo tan personal puede brindar maravillas cinematográficas como las anteriormente nombradas o las peores historias jamás contadas como Tideland o Los hermanos Grimm.
Recordemos que Heath Ledger, quien interpreta aquí a Tony, desgraciadamente fallece durante el rodaje de la misma por lo que el proyecto se vio parado por unos cuantos meses hasta que- por esta gracia e ingenio del director y su loca historia que facilitaba la solución- fue reemplazado en distintas escenas por Johnny Depp, Jude Law y Colin Farrell quienes generosamente han donado las ganancias del proyecto a la hija del desaparecido joven actor.
El imaginario del Dr. Parnassus es una aventura en sí misma, llena de color y escenas de antología, un film que hay que ver aunque no sea lo mejor del año ni lo mejor de Gilliam. Recomendable, divertida, atrevida.
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