Recordad tres grandes artistas de toda la historia humana. En una pensada me viene a la cabeza Mozart, Picasso y Cervantes. Música, pintura y letras respectivamente. Todos ellos han marcado una línea con su arte construyendo una arquitectura en la forma de hacer que aún nos llega. Pero pensad en algún genio que haya destacado en la vida humana, pero que no haya marcado pautas tan solo en un ámbito sino que ha colaborado en el avance del conocimiento humano al hacer converger diferentes ámbitos. Leonardo Da Vinci es el genio por excelencia de esta definición pero, ¿y The Beatles? Es cierto que fue un conjunto formado por cuatro grandes mentes pensantes pero ¿acaso Leonardo Da Vinci no estaba rodeado de personas que igualaba su conocimiento?
Puede parece ser una locura comparar los dos conceptos que presento pero pongámonos en situación. Comienzo con un símil sencillo. En la época de Da Vinci el sistema predominante era el eclesiástico y el estado burgués por lo que estos financiaban las grandes obras del científico. Arte para la iglesia e ingeniería civil para el estado. En la actualidad el sistema dominante es el que se rige por la moneda, es decir, el capitalismo. ¿Música para asentar las bases del capitalismo?. No digo que la intención de algún beatle fuera la de promover algún sistema político aunque quedó patente que no compartían ciertos ideales con el sistema instaurado. Al igual que en el renacimiento se utilizó los saberes, conocimientos e ideales de un genio, en el auge del capitalismo se supo utilizar muy bien la música, letras e ideales sociales de The Beatles.
De hecho, aún sigue la beatlemanía. Pienso que debe ser un reflejo de una época dorada donde se crearon los significados de los conceptos que hoy damos por nuestros porque si no ¿porqué estoy escribiendo esto?. Por decir “somos más importantes que Jesús” casi se crucifica a John Lennon. Por suerte o por desgracia no se equivocaba ya que en sus letras recogía la simplicidad de la verdad. Lograron instalar una cantidad de criterios en el imaginario social que la sociedad avanzaba a la par que el cambio que ofreció su música.
¿Una forma de vida? Pues sí. Me declaro fan incondicional de The Beatles. Pero de su aura y de su energía, no de los posters, tazas e infinidad trastos con su nombre que tengo. Con veintidós años y en el año dos mil quince aún me sigue marcando la ambivalencia del mundo beatlemaníaco.